No permitas que nadie, ni siquiera tú mismo
condene tu ira, tu rencor, tu deseo de poder, tu hastío
Tus celos, tu amargura, tu envidia, tu lujuria y lo que salga de ti.
Es una parte tuya que quiere que la mires, que la observes
Que le prestes atención, la cobijes y la saques del sótano donde tú, tus padres o la sociedad quisieran que estuviese.
Estamos aquí para experimentar y sacar nuestras propias conclusiones
No para seguir moldes de santidad, luminosidad o beatitud tomados de otros
En esos moldes no cabes tú, nunca cabras por el simple hecho de que no son tuyos.
Si buscas al maestro, búscalo dentro, en tu propia sombra, en tu propia oscuridad. Por allí debes pasar. Olvida lo aceptable y lo inaceptable.
Quémalo. Destiérralo de tu mente. Oscuridad es simplemente lo que no has mirado porque alguien te ha convencido de que estaba mal, de que sentirse así estaba mal. Ya deshazte de eso.
Eres quien eres. No vienes aquí para “luchar” contra la oscuridad. No vienes a esconderte de ti mismo. Vienes a mirar de frente que es lo que hay en ti realmente.
No le pidas permiso a nadie para sentirte como te sientes. Ni siquiera a tu censor interno. Déjalo partir.
Simplemente no hagas daño con ello. Los juicios de otros, déjalos con ellos. No te juzgues tú a ti mismo.
Viniste a conocerlo todo, a experimentarlo todo. Por qué condenarse?
Quien puede decirte lo que está bien y lo que no sino tu propia alma y tu propio corazón?
Busca tu humanidad en lo profundo, donde la sombra y la luz se encuentran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario