En la práctica terapéutica se observa un fenómeno que se ve habitualmente entre las personas que deciden tomar una consulta (en este caso astrológica o de Decodificación biológica) en la que van a tratar temas que les competen y que son importantes para ellos. Se trata de las conocidas resistencias, que los que nos dedicamos a esto conocemos bien, pues también en ocasiones las detectamos o hemos detectado en nosotros mismos.
Qué es una resistencia? Es una barrera (a menudo inconsciente) que coloca la persona para evitar avanzar y concretar procesos de cambio de patrones de vida o de comportamiento que están alojados en su campo de información. Funciona como un mecanismo protector del inconsciente ante lo que computa como un potencial “peligro”, basado en la información que tiene. Me explico a continuación:
Cuando estamos en situaciones que nos llevan a que nuestra manera habitual de ver las cosas entren en crisis, o cuando para llegar a una nueva situación que vemos como deseable (sanarme de esta enfermedad, trabajar en lo que me gusta, dejar de ser víctima de maltrato, etc…) necesitamos salir completamente de lo conocido (por ejemplo: para sanarme de tal o cual enfermedad es necesario modificar mis patrones de víctima y atreverme a lo que nunca antes me había atrevido), necesariamente debemos romper los patrones y esquemas de comodidad que generan nuestra situación actual y llenar ese espacio con pensamientos, imágenes, sensaciones y acciones que nos pongan de cara al estado deseado. Este proceso usualmente tiene sus desafíos y para sostenerlo en el tiempo necesitamos transformar completamente la información y los comportamientos almacenados en el inconsciente, y aquí es donde comienza lo movido: dicho inconsciente lo percibirá como un “peligro”, por lo que tenderá a protegernos colocando una barrera para que la modificación no se haga. Simplemente reacciona y enciende las alarmas cuando detecta que algo podría desestabilizarlo y sacarlo de lo que tiene identificado como "terreno seguro".
Y, si tomamos en cuenta que vamos a consulta a trabajar nuestros conflictos o en busca de generar cambios a lo que sentimos nos bloquea o estanca, entonces las resistencias pueden surgir en este proceso. Es habitual. Nos conviene detectarlas y revertirlas a nuestro favor.
Cómo se observa esto en la práctica? Algunos ejemplos clásicos son los siguientes:
-El/la consultante siente inseguridad justo antes (típicamente uno o dos días antes) de ir a la consulta, aun cuando tuviese certeza al agendarla. En ocasiones puede cancelarla o reagendarla.
-Cuando la persona se apronta a ir a la consulta o cuando va en camino le surgen imprevistos de última hora que le llevan a cancelarla (se enferma alguien, un accidente en el camino, una sobrecarga laboral imprevista, falla el transporte público, etc.). Es decir, se configura una red de sincronías que sirven como excusa para evadirla.
-La persona aplaza y cancela la consulta varias veces. La “patea” hasta que finalmente la quita del camino.
Este fenómeno es bien conocido en terapia, por lo que se detecta rápidamente. Sin embargo, si ocurre antes de la primera sesión de consulta, el terapeuta simplemente puede abrir la puerta y dejarla abierta, y quien consulta debe atreverse y dar el paso cuando así lo sienta.
Por qué tenemos patrones grabados en nuestro campo de información?
Es preciso notar que todo patrón -por limitante que parezca- tuvo una utilidad al menos en algún momento y en algún lugar, por lo que tiene una lógica que se puede rastrear. Si mi patrón es no encontrar nunca pareja aunque la desee, está almacenado en mi inconsciente porque en un momento fue la respuesta adecuada a un conflicto, (mío o de algún ancestro del inconsciente familiar) y quedó grabado con una gran carga conflictual asociada. Por ejemplo, quizás uno o más ancestros de mi familia tuvieron que dejar su brillante carrera profesional por emparejarse con sus cónyugues, y luego lo pasaron muy mal, situación que les generó un gran drama que quedó sintetizado en un decreto que reverbera en el inconsciente familiar al que está ligado nuestro inconsciente individual: “Tener pareja = renunciar a mis sueños”, o quizás “Establecerse en pareja es arruinarse la vida”, o “La pareja impide mi desarrollo”. Así, queda grabado en dicho inconsciente familiar que “pareja = drama” (el inconsciente asocia), por lo que la solución perfecta es no tener pareja, patrón que típicamente algún descendiente carga en su información hasta que lo saque a la conciencia y lo reformule.
Si una mujer de la familia murió o tuvo complicaciones en el parto de uno de sus hijos, o estuvo al borde de la muerte (cosa común hace algunas décadas), el inconsciente grabará que “Dar a luz = muerte” y veremos cómo alguna de las descendientes ya desde muy joven se aleja lo más que puede de todo lo que tenga que ver con tener hijos aunque los desee, ya que el patrón le advierte que hay un conflicto no reformulado asociado al parto. Este doble juego de desear lo que tememos es el que nos lleva a querer reescribir estos patrones. Es preciso notar que el inconsciente nos “protege” a su manera de lo que en algún momento del tiempo se grabó como un conflicto abierto (además su funcionamiento es atemporal, es decir, no ve en términos de pasado o futuro. Vive en un eterno presente. Si algo pasó hace décadas es como si estuviese allí hoy).
El problema surge cuando el patrón se arrastra y se mantiene por más tiempo del que fue de utilidad y se arraiga allí en nuestro inconsciente, limitándonos la vida que queremos vivir.
Qué hacer cuando detecto una resistencia en el proceso terapéutico?
-Lo primero: reconocerla como tal, sin juzgarnos por ello pero viéndola con claridad.
-Tener en cuenta de que si surge, es porque vamos por buen camino; quiere decir que detrás de ella están los cambios que buscamos.
-Ayudarnos de ella para detectar las formas en que nos autosaboteamos en el proceso. Así ya estaremos cada vez más atentos y perderán su fuerza y su alcance.
-Y quizás lo más importante: en ningún momento permitir que ella nos desanime y nos lleve a generar sentimientos de desánimo, pesimismo o fatalidad, ya que esto crea un círculo vicioso que retrasa el proceso.
Con el tiempo, iremos detectando rápidamente estas resistencias. La idea es que cuando lo hagamos nos sinceremos y nos preguntemos: estoy dispuesto a pagar el precio que el cambio que quiero hacer implica? Si la respuesta es no, entonces podemos dejarlo para otro momento con total franqueza y ya está, no pasa nada. Y si la respuesta es sí, entonces podemos verlas como un trampolín que nos ayude a aclararnos para dar el salto que necesitamos y que queremos en este momento de la vida.
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