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El misterioso cerebro humano. |
-No. Para enfermarte,
es preciso que exista previamente una carga conflictiva para tu sistema
de información que a nivel inconsciente se esté gestionando a través de
tu hardware biológico. Esta carga conflictual puede haberse originado en
tu vivencia diaria, en vivencias del pasado, de infancia, vida
intrauterina, por afinidad con la información del árbol
transgeneracional, o en vidas pasadas.
Por otro lado, hablar de
enfermedades contagiosas supone que los microorganismos son patógenos de
por sí. Esto es un equívoco de percepción adoptado por la medicina de
academia al detectar que había presencia de microorganismos en ciertas
fases de ciertas enfermedades. Pero de ahí no se sigue que dichos
microorganismos sean los CAUSANTES de la enfermedad en sí. El Dr. Hamer
se dio cuenta a la perfección de este detalle, mostrando que el
microorganismo participa en una determinada fase de la enfermedad a
petición del cerebro y en un acceso autorizado y consentido por el
propio organismo. Luego de que cumple su función, es desechado o
destruido.
Los virus, por otro lado, no tienen vida ya que no
efectúan los procesos base de un ser viviente, por lo que todo intento
de personificarlos (“es un virus agresivo”, “un virus me atacó”) no
tiene sentido y únicamente proviene de la mente de donde salió
(usualmente personas que viven en modo “ataque-defensa” o están muy
pendientes de defenderse).
Lo que sí hay es “pegoteo” de
inconscientes. Más bien, el inconsciente es uno, ya que en último
término somos un solo ser focalizándose en infinitas perspectivas y
focos individualizados de conciencia, (y esto no es moralismo New Age,
sino observación) que somos cada uno de nosotros, por lo que si no hay
una individuación suficiente, los inconscientes estarán muy pegados, y
lo que por uno pasa, lo vive también el otro u otros. Esto explica en
parte el por qué de la transmisión transgeneracional de información (que
tiene su correlato biológico a nivel de ADN y sus modificaciones), en
donde resonamos con los dramas o dones de nuestros ancestros en la
familia.
El tan vapuleado ego seguramente aquí tiene un rol que
jugar, ya que si no tenemos la suficiente individuación y diferenciación
(“yo soy yo, tú eres tú”), entonces estaremos tan integrados al
inconsciente que terminaremos viviendo la vida de otros, sea la de la
familia, grupo de pertenencia, el inconsciente colectivo, partido
político, hermandad religiosa, etc. Quizás el ego está allí simplemente
para asistirnos en vivir la experiencia de individuación y
diferenciarnos del inconsciente. De ser así tiene perfecto sentido decir
que el ego está al servicio del alma. El problema vendría cuando la
situación se invierte.
Por lo tanto, lo que hay es la
posibilidad de vivencias compartidas (“mi madre sufre y yo sufro”,
“vamos a morir en esta guerra”) a nivel de inconsciente colectivo. Véase
por ejemplo cuando una clase de niños cambia de maestra y muchos se
enferman de varicela. La inercia cultural hablará de “contagio”, pero lo
que realmente está pasando es que hay una vivencia compartida a nivel
de inconsciente (separación + cambio conflictivo de figura maternal, por
ejemplo) en algunos miembros de ese grupo. Si no está dicha vivencia,
no hay enfermedad. Por algo algunos se enferman y otros no. Sin un
biopsicoshock de información conflictiva, no hay enfermedad, no
importa si alrededor están todos enfermos.
Ahora bien, otra
variante de lo mismo es la siguiente: muchos adultos le temen a la
enfermedad y el inconsciente colectivo obra tal poder en ellos (“Es la
temporada de las alergias”, “Anda un virus terrible”, “Viene el
invierno, no nos vayamos a enfermar”… afirmaciones que muchos aceptan
incuestionadamente) que ambas cosas configuran una mezcla que, de ser
suficiente deja la puerta abierta a crear la realidad que esta
información demanda. La ecuación que representa esta situación es:
Información + emoción = creación
Si hay suficiente de los ingredientes -emoción de miedo intenso y
sostenido - y resonancia con la información que ronda el inconsciente
colectivo (difundida por los medios de comunicación, por ejemplo, que
gozan de validación en dicho inconsciente: “Si sale en la tv es verdad”)
entonces la puerta está abierta para que la mezcla materialice y se
manifieste. Por qué? Porque somos CREADORES y las leyes de la creación
así lo permiten. Los medios –y quienes están detrás de ellos-
proporcionan información porque hay quienes saben que esta incidirá en
lo que finalmente manifestaremos como realidad, por lo que tratan de
amoldarla a sus intereses, en un intento de transformarnos en
perceptores pasivos de los contenidos que ellos cargan en la nube
colectiva de información. Si lo logran, es por la sencilla razón de que
estamos permitiendo tácitamente que otros creen la realidad por
nosotros.
El “contagio” ha sido producto de la distorsión
cognitiva que se produce en nosotros cuando el miedo entra en escena. Ya
es tiempo de quitarnos la venda de los ojos y mirar en otras
direcciones, sin dejar nunca de cuestionar lo que damos por cierto sin
procesar ni digerir. Quizás lo que más nos aparta de la salud es
justamente eso, el tomar las verdades de otros como certezas absolutas e
incuestionadas.
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