viernes, 29 de marzo de 2019

Estudiar astrología

Estudiar astrología no es estudiar un conocimiento estático, sino sentir y afinar nuestra percepción para conectar con una matriz energética que rige en los procesos evolutivos de las cosas y los seres vivos en este planeta. La energía es dinámica y está siempre moviéndose y actualizándose. Aunque una matriz pueda estar hecha de patrones, éstos siempre están desplegándose en nuevas posibilidades y frecuencias vibratorias, al modo de una espiral que gira sobre sí misma pero que nunca se repite, ya que en cada vuelta hay algo diferente. 

Esto, que puede sonar muy amplio o etéreo debemos aterrizarlo y aprender a descubrirlo y observarlo en lo cotidiano. Un conocimiento astrológico que sólo queda a nivel de abstracción o de intelecto está cojo, ya que le faltaría su otro extremo: el de su aplicación y experimentación aquí y ahora, en la materia y en lo práctico. A esta vida venimos a tener experiencias prácticas, no sólo a especular. El lenguaje astrológico -simbólico y multidimensional- sirve de puente entre aquellos ámbitos que se escapan a nuestra percepción habitual de las cosas y la vida del día a día. Enlaza el nivel que contiene las claves donde todo se une de forma coherente con el de la experiencia práctica, donde comemos, nos relacionamos, vamos al baño, trabajamos (en lo que nos gusta, por supuesto), reímos y lloramos. 

La astrología nos ayuda a unir las piezas –aparentemente inconexas- de nuestra vida. Y de repente la película donde se narra la historia de vida de cada uno va cobrando perfecto sentido, poniéndose en evidencia conexiones y vínculos donde antes no se los veía. Se hace muy claro que había una perfecta coherencia y sincronía en ese accidente, esa relación, ese viaje, esa discusión, ese período de mi vida en que aparentemente nada se movía, ese proyecto exitoso o fallido. Todo estaba implícito en mi proyecto de vida, no como destino inobjetable, pero sí como potencial que pasó al acto y se materializó. Y esta toma de conciencia puede hacernos reformular todo lo vivido, ya que si bien no nos cambia los hechos, sí se transforma la perspectiva desde la que los evaluamos y los procesamos. Y si eso cambia, todo cambia para nosotros. 

Estudiar astrología es también ir aprendiendo a mirar de forma más neutral lo que antes parecía intrínsecamente positivo o negativo, ya que en un cierto plano de cosas ambas valoraciones tienden a mezclarse y relativizarse en función del contexto. Y allí no nos sirven las valoraciones dualistas, por más que como humanos todos las tengamos (cosa que también es genial, simplemente son niveles de significación distintos). A veces mediante un convulso accidente de tráfico una persona cambia completamente su vida, pasando de ser un alma teñida por lo gris de la frustración de vivir una rutina que no le satisface, a un ser radiante que disfruta de todo lo que el mundo pone a su disposición. Si esa es la consecuencia, entonces el accidente fue positivo o negativo? Quizás esa escala de valoración no es la más adecuada. El accidente simplemente fue. Fue lo necesario en un momento preciso del tiempo y dada una situación de vida que se viene arrastrando. A veces lo que nos pasa no es lo bueno o lo malo, es simplemente lo necesario. Para quién? Para nuestra alma, diseñadora y actriz principal del proyecto de vida reflejado en la carta astral. Si algo es de provecho para ese proyecto, el alma no lo juzga. Simplemente lo toma. Si nacer con una enfermedad o retraso cognitivo es del mayor provecho para ese ser, así será. Y si algún día esa enfermedad ya cumplió su propósito, desaparecerá. Es esto una apología al sufrimiento o a la desgracia? Claro que no! simplemente es notar que a veces hay criterios que se nos escapan de nuestras valoraciones superficiales. 

Estudiar astrología no es para escaparse al “éter” o refugiarse en lo profundo de otros niveles de significación. Tampoco para servir de herramienta a personalidades controladoras que buscan “predecir el futuro” para evitar hacerse cargo del presente. Pero sí para traer esos niveles a este momento y verlos reflejados en lo concreto, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

lunes, 18 de marzo de 2019

Las resistencias al ir a consulta

En la práctica terapéutica se observa un fenómeno que se ve habitualmente entre las personas que deciden tomar una consulta (en este caso astrológica o de Decodificación biológica) en la que van a tratar temas que les competen y que son importantes para ellos. Se trata de las conocidas resistencias, que los que nos dedicamos a esto conocemos bien, pues también en ocasiones las detectamos o hemos detectado en nosotros mismos. 

Qué es una resistencia? Es una barrera (a menudo inconsciente) que coloca la persona para evitar avanzar y concretar procesos de cambio de patrones de vida o de comportamiento que están alojados en su campo de información. Funciona como un mecanismo protector del inconsciente ante lo que computa como un potencial “peligro”, basado en la información que tiene. Me explico a continuación: 

Cuando estamos en situaciones que nos llevan a que nuestra manera habitual de ver las cosas entren en crisis, o cuando para llegar a una nueva situación que vemos como deseable (sanarme de esta enfermedad, trabajar en lo que me gusta, dejar de ser víctima de maltrato, etc…) necesitamos salir completamente de lo conocido (por ejemplo: para sanarme de tal o cual enfermedad es necesario modificar mis patrones de víctima y atreverme a lo que nunca antes me había atrevido), necesariamente debemos romper los patrones y esquemas de comodidad que generan nuestra situación actual y llenar ese espacio con pensamientos, imágenes, sensaciones y acciones que nos pongan de cara al estado deseado. Este proceso usualmente tiene sus desafíos y para sostenerlo en el tiempo necesitamos transformar completamente la información y los comportamientos almacenados en el inconsciente, y aquí es donde comienza lo movido: dicho inconsciente lo percibirá como un “peligro”, por lo que tenderá a protegernos colocando una barrera para que la modificación no se haga. Simplemente reacciona y enciende las alarmas cuando detecta que algo podría desestabilizarlo y sacarlo de lo que tiene identificado como "terreno seguro". 

Y, si tomamos en cuenta que vamos a consulta a trabajar nuestros conflictos o en busca de generar cambios a lo que sentimos nos bloquea o estanca, entonces las resistencias pueden surgir en este proceso. Es habitual. Nos conviene detectarlas y revertirlas a nuestro favor. 

Cómo se observa esto en la práctica? Algunos ejemplos clásicos son los siguientes: 

-El/la consultante siente inseguridad justo antes (típicamente uno o dos días antes) de ir a la consulta, aun cuando tuviese certeza al agendarla. En ocasiones puede cancelarla o reagendarla. 

-Cuando la persona se apronta a ir a la consulta o cuando va en camino le surgen imprevistos de última hora que le llevan a cancelarla (se enferma alguien, un accidente en el camino, una sobrecarga laboral imprevista, falla el transporte público, etc.). Es decir, se configura una red de sincronías que sirven como excusa para evadirla. 

-La persona aplaza y cancela la consulta varias veces. La “patea” hasta que finalmente la quita del camino. 

Este fenómeno es bien conocido en terapia, por lo que se detecta rápidamente. Sin embargo, si ocurre antes de la primera sesión de consulta, el terapeuta simplemente puede abrir la puerta y dejarla abierta, y quien consulta debe atreverse y dar el paso cuando así lo sienta. 


Por qué tenemos patrones grabados en nuestro campo de información? 


Es preciso notar que todo patrón -por limitante que parezca- tuvo una utilidad al menos en algún momento y en algún lugar, por lo que tiene una lógica que se puede rastrear. Si mi patrón es no encontrar nunca pareja aunque la desee, está almacenado en mi inconsciente porque en un momento fue la respuesta adecuada a un conflicto, (mío o de algún ancestro del inconsciente familiar) y quedó grabado con una gran carga conflictual asociada. Por ejemplo, quizás uno o más ancestros de mi familia tuvieron que dejar su brillante carrera profesional por emparejarse con sus cónyugues, y luego lo pasaron muy mal, situación que les generó un gran drama que quedó sintetizado en un decreto que reverbera en el inconsciente familiar al que está ligado nuestro inconsciente individual: “Tener pareja = renunciar a mis sueños”, o quizás “Establecerse en pareja es arruinarse la vida”, o “La pareja impide mi desarrollo”. Así, queda grabado en dicho inconsciente familiar que “pareja = drama” (el inconsciente asocia), por lo que la solución perfecta es no tener pareja, patrón que típicamente algún descendiente carga en su información hasta que lo saque a la conciencia y lo reformule. 

Si una mujer de la familia murió o tuvo complicaciones en el parto de uno de sus hijos, o estuvo al borde de la muerte (cosa común hace algunas décadas), el inconsciente grabará que “Dar a luz = muerte” y veremos cómo alguna de las descendientes ya desde muy joven se aleja lo más que puede de todo lo que tenga que ver con tener hijos aunque los desee, ya que el patrón le advierte que hay un conflicto no reformulado asociado al parto. Este doble juego de desear lo que tememos es el que nos lleva a querer reescribir estos patrones. Es preciso notar que el inconsciente nos “protege” a su manera de lo que en algún momento del tiempo se grabó como un conflicto abierto (además su funcionamiento es atemporal, es decir, no ve en términos de pasado o futuro. Vive en un eterno presente. Si algo pasó hace décadas es como si estuviese allí hoy). 

El problema surge cuando el patrón se arrastra y se mantiene por más tiempo del que fue de utilidad y se arraiga allí en nuestro inconsciente, limitándonos la vida que queremos vivir. 


Qué hacer cuando detecto una resistencia en el proceso terapéutico? 

-Lo primero: reconocerla como tal, sin juzgarnos por ello pero viéndola con claridad. 

-Tener en cuenta de que si surge, es porque vamos por buen camino; quiere decir que detrás de ella están los cambios que buscamos. 

-Ayudarnos de ella para detectar las formas en que nos autosaboteamos en el proceso. Así ya estaremos cada vez más atentos y perderán su fuerza y su alcance. 

-Y quizás lo más importante: en ningún momento permitir que ella nos desanime y nos lleve a generar sentimientos de desánimo, pesimismo o fatalidad, ya que esto crea un círculo vicioso que retrasa el proceso. 

Con el tiempo, iremos detectando rápidamente estas resistencias. La idea es que cuando lo hagamos nos sinceremos y nos preguntemos: estoy dispuesto a pagar el precio que el cambio que quiero hacer implica? Si la respuesta es no, entonces podemos dejarlo para otro momento con total franqueza y ya está, no pasa nada. Y si la respuesta es sí, entonces podemos verlas como un trampolín que nos ayude a aclararnos para dar el salto que necesitamos y que queremos en este momento de la vida.

lunes, 11 de marzo de 2019

Esa extraña manía de querer saber el futuro

Ok, ok! quizás el caso del Doc Strange es diferente :)
Es frecuente recibir preguntas acerca de “cómo van a estar las cosas en el futuro” o “cómo se viene el año actual”. Más aún, me he encontrado que aquí en el Uruguay parece ser de lo más habitual tomar la astrología como una herramienta que estuviera hecha o pensada para “hacer predicciones”. 

En lo personal, confieso que me deja algo perplejo el darme cuenta de que hay personas que pretenden que las cartas astrales (y, dicho sea de paso, bastante de esa “astrología” predictiva ni a ellas llega, sino que se trata de horóscopos o “climas astrológicos”…) están allí para darnos información de “lo que se viene” o de “cómo estarán las cosas”…como si la lectura de carta fuese algún tipo de oráculo que puedo usar para hacerme ilusiones –o desilusiones- sobre mi futuro…sin mi participación. Como si yo no fuese parte de la ecuación. Como si existiese un futuro disociado de lo que soy hoy y ahora y de lo que puedo ser. 

Por qué digo esto? Porque, si lo observamos un momento, qué hay detrás de eso realmente? Para qué querríamos saber “lo que puede pasar”? acaso no lo estamos construyendo o creando ahora mismo? Detrás de esta tendencia me parece percibir la creencia de que somos meros perceptores que “padecemos” la realidad y la vida, como si simplemente nos quedase saber “cómo se vienen las cosas”, en lugar de sentirnos como los creadores que somos, y que tenemos el poder y el derecho de ir calculando y recalculando en cada instante hacia dónde vamos con las decisiones que tomamos y las vidas que vivimos. 

Si estamos dentro del grupo de los primeros, es decir de los perceptores, usualmente tendemos a creer que las soluciones están fuera, y que dependen exclusivamente de los movimientos externos de las cosas, sean estos sociales, políticos (“Está tan mal este país…si estuviese mejor…”), económicos (“No gano dinero porque la economía está mala…”) o de la naturaleza que sean. Por esto preguntamos por “las cosas” en lugar de preguntar por nosotros y qué movimientos internos podemos hacer para alinearnos con nuestro proyecto de vida. 

Pero… de dónde puede salir tu futuro o el mío si no es desde el momento en que estamos ahora, en este presente? Acaso puede construirse desde algún otro lugar? Una cosa es que el mundo sea más amplio que tú o yo, y que pasen muchas cosas de las que no tenemos ni es necesario tener control, pero otra distinta es disociarse del presente poniendo las esperanzas en un futuro que supuestamente “depararían los astros”, o “la vida”, las circunstancias o quizás quién. Y a mi criterio, nos perdemos completamente la astrología si creemos que está al servicio de estas tendencias de nuestras personalidades temerosas, que en el fondo intentan tener mayor conocimiento del panorama externo PERO sin indagar en el interno. 

Si realmente queremos sacar provecho de lo que la astrología nos puede ofrecer es preciso que nos incluyamos en ese supuesto futuro por el cual se pregunta y veamos qué puedo hacer HOY para dar pasos en esa dirección. La consulta astrológica si ha de ser de verdadero provecho requiere participación activa y no un mero cruzarse de piernas en espera pasiva de que el astrólogo “me cuente de mi vida y de lo que viene”. No me canso de insistir en que la astrología no es una herramienta para conjeturar con el futuro sino para reconectarnos con el presente -nuestro presente- de donde todo lo demás saldrá. Y sólo entonces se transforma en una herramienta con valor terapéutico.

jueves, 7 de marzo de 2019

Saturno en Escorpio (Saturno conjunción Plutón - Saturno en casa 8)


No permitas que nadie, ni siquiera tú mismo
condene tu ira, tu rencor, tu deseo de poder, tu hastío
Tus celos, tu amargura, tu envidia, tu lujuria y lo que salga de ti.

Es una parte tuya que quiere que la mires, que la observes
Que le prestes atención, la cobijes y la saques del sótano donde tú, tus padres o la sociedad quisieran que estuviese.

Estamos aquí para experimentar y sacar nuestras propias conclusiones
No para seguir moldes de santidad, luminosidad  o beatitud tomados de otros
En esos moldes no cabes tú, nunca cabras por el simple hecho de que no son tuyos.

Si buscas al maestro, búscalo dentro, en tu propia sombra, en tu propia oscuridad. Por allí debes pasar. Olvida lo aceptable y lo inaceptable.

Quémalo. Destiérralo de tu mente. Oscuridad es simplemente lo que no has mirado  porque alguien te ha convencido de que estaba mal, de que sentirse así estaba mal. Ya deshazte de eso.

Eres quien eres. No vienes aquí para “luchar” contra la oscuridad. No vienes a esconderte de ti mismo. Vienes a mirar de frente que es lo que hay en ti realmente.

No le pidas permiso a nadie para sentirte como te sientes. Ni siquiera a tu censor interno. Déjalo partir.
Simplemente no hagas daño con ello. Los juicios de otros, déjalos con ellos. No te juzgues tú a ti mismo.

Viniste a conocerlo todo, a experimentarlo todo. Por qué condenarse?
Quien puede decirte lo que está bien y lo que no sino tu propia alma y tu propio corazón?

Busca tu humanidad en lo profundo, donde la sombra y la luz se encuentran.