viernes, 19 de julio de 2019

A las puertas del cambio - Lealtades familiares inconscientes

“Ojalá mi hijo/a- esposo/a -padre/madre escuchara eso que dices y viniera acá a consulta”
“Pero no puedo dejar la casa de mis padres…qué pasará con ellos?”
“El día que mis hijos –adultos- estén bien, entonces podré cambiar esta situación”
“Si me voy y hago mi vida, mi pareja se sume en la depresión”
etc, etc…

Cuando quieres que el otro cambie o se transforme, lo que estás haciendo es robarte tu propia certeza de cambio, poniendo al otro como excusa porque te da miedo hacerlo tú. En el fondo quisieras que el otro te acompañase y te enojas o entristeces cuando eso no pasa. Y te digo algo: no va a pasar NUNCA. Por qué? Porque tu cambio no depende del otro y él no hará por ti lo que sólo puedes hacer tú, cambie o no. Al ponerte a esperar que “Vaya a terapia” o “Me entienda y me comprenda” lo único que haces es detener el proceso de cambio que te lleva a pararte en tu lugar auténtico, que por definición es distinto del de tus ancestros, ya que no hay dos personas iguales. En el fondo, cada vez que una persona se sienta a esperar que el otro cambie o comprenda su cambio, lo que está haciendo es mutilándose la posibilidad de desarrollar su propio proyecto de vida en plenitud y con mayor autenticidad de alma, menos trabado por los hilos invisibles de las memorias transgeneracionales. 

Las frases del principio no son más que las racionalizaciones que armamos como excusa para no emprender el proceso. Este es tal vez uno de los autoengaños que tarda más tiempo detectar, puesto que las memorias del clan tienen un soporte biológico que se activa y nos envuelve en un clima emocional determinado mucho antes que lo detectemos. Es decir, pensamos, sentimos y actuamos desde un clima emocional interno condicionado por esas informaciones, mientras creemos que lo hacemos desde una perspectiva neutral y “objetiva”, cuando la realidad es que estamos completamente tomados hasta las manos. Una persona que siempre estuvo condicionada a cumplir las expectativas laborales de su padre o a tener parejas como las que inconscientemente le mandató su madre, sentirá una enorme angustia cada vez que intente traicionar a sus padres, es decir, desobedecer esos mandatos inconscientes. Más allá de esa angustia -que se activa mecánicamente, respondiendo a una pauta energética y biológica- están los lugares de autenticidad en los que nuestro proyecto de vida florece, y se requiere de una firmeza bien asentada para caminar a través de esas emociones y desoír los cantos de sirena que nos impulsan a echar pie atrás. Es difícil, sí. Pero no imposible. Y sobre todo, para muchos de nosotros es absolutamente necesario.

viernes, 5 de julio de 2019

Astromúsica: Piscis – "Ocean Soul" (Alma oceánica)

Losing emotion
Finding devotion
Should I dress in white and search the sea
As I always wished to be
One with the waves
Ocean Soul


Dejando ir la emoción
Encontrando la devoción
debería vestirme de blanco y buscar en el mar?
Como siempre quise ser
Uno con las olas
Alma oceánica
(Nightwish – Ocean soul)

En la rueda zodiacal, Piscis corresponde al momento final del ciclo, antes de volver nuevamente a Aries. Es el momento de la disolución de la forma en la no-forma, en el océano de la existencia. La impronta del campo energético llamado Piscis no tiene nada de material. Por más que se lo clasifique como un signo de agua, en el fondo es un agua etérica, una suerte de vapor sutil, capaz de cambiar de forma y de adaptarse según sea el entorno en que se desenvuelva. Vive en la indefinición que encierra puro potencial de manifestación. Cuando este campo es predominante en la carta astral de una persona, es usual que se manifieste en conductas de tipo difuso o confuso, en que el “yo” o el sentido de la individualidad se ve diluido o imbricado en el vaivén de energías y fuerzas mucho mayores, a las que tiende a entregarse. Estas fuerzas actúan de formas misteriosas aún para dicha persona, que se siente como parte esencial e inseparable de un océano que la mueve y arrastra con sus vaivenes. A menudo, Piscis quisiera estar siempre acunado en brazos del universo, ya que en él no existe la necesidad, todo se provee en el instante preciso, ni un segundo después. Sin embargo la dureza llega cuando entra en contacto con lo que implica estar encarnado en la Tierra, donde las cosas no siempre serán ideales ni idílicas, y se requiere tomar acciones prácticas, individualizarse, marcar ciertos límites y poner energías en movimiento. Hay que ocuparse de asuntos cotidianos y mundanos y ahí es donde Piscis encuentra muchos dilemas.

Ante este panorama, es común que el pisciano tienda a buscar períodos de aislamiento o desconexión de lo mundano, y busque recluirse en su propia burbuja idílica, sea a través de la ensoñación, la fantasía, el arte o incluso el alcohol y las drogas. Piscis necesita dar un uso creativo a la ilusión, la magia y la fantasía, ya que sin ellas la vida se le haría virtualmente insoportable. Sin embargo, cuando las usa como vía de escape a las vicisitudes de estar viviendo en un mundo que también requiere actitudes prácticas, lógica y pensamiento racional, sólo complica más las cosas.

En el fondo, se trata de un alma que tiene muy vívida la sensación de ser una con el océano, y que percibe como demasiado gravoso o limitante el vivir desde una perspectiva individual. Cree que si se reconoce también como gota de ese mar de almas (es decir, como individuo), perderá su sensación de inmensidad. Cree que si se define, se separa del infinito potencial del Todo. No es raro que algunas de estas personas consideren el estar encarnado como una especie de “cárcel” o de “lastre demasiado oneroso de llevar”, como si la vida se tratase de algo tortuoso. Cuando eso pasa, entran de inmediato en modo víctima y todo les parece terrible: que el mundo es “cruel”, que el humano es “lo peor que existe”, que la vida “es puro sufrimiento”, etc. 

El cielo? el fondo del mar? Ilusión Neptuniana
Un aprendizaje que lo interpela directamente es llegar a ser capaz de vivenciarse a sí mismo como gota a la vez que como océano, como individuo a la vez que como totalidad. Y junto a ello ser capaz de vivenciar a la vida como realismo lógico a la vez que magia, como potencial a la vez que como acto y como indefinición a la vez que como forma. Y Para eso está el resto de signos y planetas de la carta, que se encargan de sostener y guiar estos aprendizajes. Un Saturno bien vivenciado, tocando tierra con todo su realismo y su estructura, facilita mucho las cosas. En el ámbito del trabajo espiritual se vapulea mucho al “yo”, pero hay procesos en los que es necesaria una individualidad muy definida. De otro modo, encarnar mínimamente las energías transpersonales de planetas como Neptuno (el regente de Piscis) genera muchísimos problemas y confusiones en la vida de una persona.

Y a qué viene el verso citado al principio? Se trata del coro de esta atmosférica canción (“Ocean Soul” – Alma oceánica), que bien pudiese reflejar algo de esa añoranza un tanto sufriente que se entrevé cuando Piscis aún no logra tocar tierra y regalar al mundo sus dones, relacionados con la sanación profunda (de allí que en su vida tarde o temprano entran en contacto con el sufrimiento y el victimismo del colectivo humano, y es común que tengan intereses humanitarios o vinculen su vida con la compasión hacia quienes sufren). Y cuando la siente, entra él mismo en el terreno de la decepción -romántica, en el caso de esta canción- y corre a buscar el abrazo del universo, corre a buscar volver a fundirse con las olas y con el océano, para así pretender olvidar en la devoción a la vida las decepciones de su corazón tan dado a la idealización etérea.

Lo maravilloso es que aun así, es capaz de regalarnos a través de la música y del arte un sentimiento que puede conmover a otros, convirtiendo así sus propias desilusiones en algo creativo que mueve fibras emocionales en otras personas. También a través del arte es que Piscis canaliza sus desengaños y autoengaños. Así como Escorpio precisa convertir el veneno en medicina, Piscis busca convertir el sufrimiento y el sacrificio* –dinámicas hacia las que gravita más de lo que quisiera- en una profunda expresión de sanación.

Su creatividad es una expresión no limitada por los márgenes de lo concreto o realista. En el fondo, nos enseña que el sufrimiento no es bueno ni malo. Es sólo una circunstancia. Qué hacemos con ella? Ahí está la cuestión. Mientras lo pensamos, Piscis hace arte y expresa su sentir.
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*En Piscis encontramos una tendencia hacia el sacrificio, entendido éste como poner la individualidad al servicio de algo más grande que ella misma. En ocasiones es posible que lo haga desde la culpa o el identificarse con minorías que ve como víctimas desposeídas. En otras, tal vez desde una compasión profunda por cada ser viviente.