jueves, 27 de junio de 2019

Los eclipses: mitos, realidades y preguntas frecuentes

El próximo 2 de julio de 2019 nos deleitaremos con un eclipse total de sol que será visible en varios sitios de Sudamérica. Esta interesante ocurrencia desde antiguo suscita toda clase de comentarios e informaciones, tanto en el ámbito astronómico como en el astrológico. Ahora revisaremos brevemente algunas de ellas desde el punto de vista astrológico, con ayuda de la matemática astronómica allí cuando sea necesario.


Qué es un eclipse solar?

Un eclipse solar se da cuando la Luna -vista desde la Tierra- “tapa” al Sol, generando un área de sombra en una parte de la superficie del planeta. De aquí nos interesarán tres condiciones que debemos tener en cuenta:

1-Este eclipse, como todos los solares, se produce en fase de Luna nueva, es decir que cuando vemos los tránsitos sobre nuestra carta astral el día del evento, el Sol y la Luna en tránsito estarán juntos. Como sabemos que el día 2 de julio el Sol está en Cáncer, en este signo estará el punto del eclipse. 

2-Los puntos en que la órbita de la Luna alrededor de la Tierra intersecta al plano de la órbita de la Tierra alrededor del Sol (plano conocido como “Eclíptica”) son sólo dos, y están a 180 grados el uno del otro. Esto quiere decir que forman un eje: si trazamos una línea para unir ambos puntos, tendremos una línea recta (eje). Estos puntos se llaman NODOS LUNARES y se componen del NODO NORTE y del NODO SUR. En la carta astral encontraremos al nodo sur simbolizado así: ʊ. Para saber dónde está el nodo norte, sólo tienes que mirar en el punto opuesto 180 grados al nodo sur, es decir al otro lado de la carta.

3-Pues bien, si ahora mezclamos 1-) y 2-) diremos que para que se dé el eclipse solar debe ocurrir que el eje dado por los nodos esté alineado con el Sol de forma tal que cuando la Luna pasa por allí (por uno de los dos nodos), entonces los tres cuerpos celestes se alinean y desde la Tierra vemos que la Luna “tapa” al Sol, produciéndose el eclipse de Sol (no hay que confundir con el eclipse de Luna, que es diferente).

Como nota adicional, recordemos que en Luna llena, que es el período de máximo brillo lunar, el Sol y la Luna están siempre opuestos en la carta natal. Es decir, si naciste en Luna llena, en tu carta Sol y Luna natales estarán opuestos.

Por corresponder a eventos matemáticos, los eclipses son previsibles y sabemos cuándo y con qué periodicidad ocurren. De hecho, hay varios cada año.

Posición de la Luna en el eje de los nodos en el momento del eclipse de Sol. El plano de la órbita de la Luna está inclinado 5 grados con respecto al plano de la órbita de la Tierra (llamado Eclíptica). 


Cómo ubico el punto del eclipse en mi carta natal?

Sabemos que será alrededor del grado 10 de cáncer, por lo que necesitas ver en tu carta dónde está dicho grado (Cada signo tiene 30 grados). Si la miras con los tránsitos del momento a la vista, deberías ver que el Sol, la Luna y el nodo norte en tránsito estarán casi juntos en las vecindades del mencionado grado diez, mientras que el nodo sur está en Capricornio, junto a Plutón y Saturno en tránsito. En este eje Cáncer-Capricornio se produce el evento.


Astrológicamente, qué hay con el eclipse del 2 de julio?

En términos generales y teóricos, la psique podría entender este evento como una ventana en la que se refuerza el impulso para iniciar algo nuevo (Ocurre en Luna nueva, fase de inicios) para lo cual es necesario revisar los contenidos inconscientes y en sombra (es decir, lo que no reconocemos ni asumimos, pero que está ahí) y desprenderse de ellos mediante su transformación en algo totalmente diferente. En pocas palabras: como una gran purga interna para comenzar una nueva etapa de un ciclo evolutivo. Esto es teoría. Otra cosa es lo que podamos experimentar realmente. Incluso hay eventos que son prácticamente imperceptibles, al menos a nivel consciente. Y en esta ocasión, ya tenemos a Plutón y a Saturno en Capricornio (y por lo tanto tomando también a su opuesto, Cáncer) circulando por allí mismo, por lo que basta con leer el panorama de tránsitos de una carta específica y cotejarlo con la realidad de esa persona para tener una idea de qué está ocurriendo. Eclipse? En mi opinión, ni es necesario considerarlo.


Bueno, y entonces qué puede implicar el eclipse para mí?

Muchas veces, desde la astrología sensacionalista se distorsionan o agrandan ciertos eventos, tomándose como pauta para afirmar todo tipo de exageraciones, que amparadas en la teoría astrológica suenan muy convincentes. Pues bien, lamento decepcionarte: No hay una pauta en común que funcione idénticamente para todo el mundo, cada uno debe descubrir la propia. Y NO, NO y NO: los astros y el cielo no harán por ti lo que sólo puedes hacer tú. Sé que es muy bonito todo eso de “soltar esto, soltar lo otro” (término muy de moda en el ambiente New Age, digamos) pero oh, sorpresa! si sientes que algo está caducando en tu vida y necesita soltarse y transformarse, eso lo puedes hacer siempre que lo decidas, con o sin eclipse. Con o sin carta astral. Y oh, más sorpresa! Juntito al eje nodal, que en esa fecha estará en los signos opuestos (180 grados entre sí) de Cáncer y Capricornio, tenemos a Plutón y a Saturno en tránsito haciendo su trabajo de demolición, transformación (Plutón) y confrontación con la cruda –o dichosa- realidad interna (Saturno). Con semejante maquinaria cósmica en ese sitio, qué más necesitas? El eje Capricornio-Cáncer está con mucho movimiento y agitación ya desde hace tiempo, por lo que el movimiento no empieza ahora, sino que ya empezó hace bastante.

Un poco de humor :)
Puedes ver el eclipse como una oportunidad, sí. En caso que así lo sientas y te motive a encarar tus sombras y cambios necesarios, será entonces una maravillosa chance de comenzar o fortalecer procesos que te sitúen en un lugar más amplio y acorde con tu momento actual. Pero no te servirá de mucho si no te animas a sostener el proceso allí donde sea necesario. Lo del “soltar aquí, soltar acá” está muy bien, pero hay que hacerlo y sostener las consecuencias hasta que lo nuevo se asiente y pueda florecer en la vida real, y no sólo poniendo frases bonitas en el muro de Facebook o en Instagram. Como ves, esto es más que una tendencia de un par de días o semanas que luego queda en el olvido. Y como siempre, más que fijarnos en el eclipse y mirar a lo lejos, la invitación es a observar qué es lo que ya es pasado en tu vida y no va más, qué es lo que sabes que no seguirá pero que aun así no te animas a movilizar y redireccionar, qué es lo que postergas aun cuando en tu intimidad sabes que es impostergable. Y, sobre todo, qué identidades que alimentas deben morir para renacer transformadas. Esto es válido siempre, no sólo cuando tal o cual eclipse está de moda.

En resumen: Observar el cielo es maravilloso, pero mientras mires el cielo arriba y lo uses para evadirte del cielo dentro, sólo estas distrayéndote de lo que realmente necesita tu atención. Ni eclipse ni pamplinas. Lo puedes hacer siempre que estés dispuesto/a y tenga sentido para ti. Si te ayuda un evento como éste a modo de motivación, pues genial. Pero no necesitas esperar algo así para moverte.

jueves, 13 de junio de 2019

Cuando alguien consulta por otra persona

En el contexto de la consulta terapéutica, es habitual ser contactado cada cierto tiempo por personas con la intención de agendar sesiones –ya sea de carta astral o de decodificación biológica- no para ellas mismas, sino para terceras personas, tales como el hijo/a, el cónyuge, alguno de los padres, familiares, etcétera. El diálogo podría ser más o menos así: 

-Hola, quisiera una sesión para mi hijo/a. Es posible? 
-Por supuesto, siempre y cuando sea él/ella quien se contacte y desee venir libremente. Qué edad tiene tu hijo/a? 
-Veintiseis… (y a veces más, mucho más) 

Aquí es necesario detenernos.

Se trata de una persona adulta que está pidiendo una sesión para otra persona adulta. No es un niño pequeño. Ante esto la primera pregunta que surge es: y por qué no se contacta el aludido, o sea la persona para quien sería la sesión? Por qué hay un intermediario/a? La respuesta es simple y cruda: porque quien está con una carga conflictual activa es quien llama. El otro aludido puede incluso no tener interés alguno en la sesión, se encuentre como se encuentre. Es decir, el conflicto es de la persona que llama, que lo proyecta en el otro, sea cual sea su estado. 

En principio, parece una dinámica muy inofensiva pero, lo es realmente? Con qué nos encontramos detrás de ella? 

Lo primero que se detecta en estos casos es un pegoteo no sano de inconscientes entre ambos, donde hay un enganche energético que no permite libertad a ninguno. Puede tratarse de hijos apegados a las faldas de su madre, que crecieron pero que no se han independizado emocionalmente de ella, quien a su vez los sobreprotege y se niega a verlos como adultos responsables dueños de su propia vida -por algo es ella quien consulta, siendo el hijo/a un adulto. O podría ser una pareja en donde uno de ellos -usualmente la mujer- ha hecho un trabajo interno que lo está llevando en una dirección que al otro no le interesa seguir, y al notarlo se resiste a aceptar el hecho de que si continúa yendo en esa dirección es cada vez más probable que los caminos se bifurquen y la pareja se termine, y ante el terror que eso le provoca, trata de arrastrar a su cónyuge a terapia “para que crezca en conciencia, resuelva sus problemas y evolucione espiritualmente”, sin darse cuenta de que en realidad está intentando hacer responsable al otro de su propio pánico a tener que aceptar el término de la relación. 

Enmascaramos el propio conflicto proyectándolo en el otro y haciéndolo responsable a él bajo la excusa de que “en realidad sólo quiero ayudarlo”. Pero claro, nos es más fácil dirigirnos a la otra persona que reconocer que el conflictuado/a soy yo. Una cosa es muy clara: ayudar a una persona adulta que no lo pide ni lo insinúa es irrumpir y entrometerse en su mundo interno, donde bien puede haber un rotundo rechazo a esas conductas o terapias que se le sugieren. Cada persona debe buscar lo que sienta es lo adecuado para ella, y a veces la mejor manera de ayudar es no entrometiéndonos en su búsqueda cuando no se nos ha pedido ni preguntado. A menudo la mejor forma de asistir a otro con quien nos sentimos involucrados íntimamente es poniendo en orden NUESTRO propio panorama interno, y reconociendo que cada uno puede tener ritmos y formas diferentes de abordar cada situación. 

No debemos olvidar tampoco al personaje del salvador, usualmente presente en muchos de nosotros, especialmente en quienes nos dedicamos a lo terapéutico o en quienes siguen un camino interno. Este personaje cuando emerge quiere andar por allí liberando a todo el mundo de sus problemas y conflictos (se lo hayan pedido o no), cual ángel de la guarda que cree tener la solución precisa para cada caso, inmiscuyéndose donde no lo llaman y abriendo la boca cuando no le han dado la entrada, sin comprender que es a sí mismo a quien más necesita ayudar. Esto sin considerar que muchas veces su pretendida ayuda es una distracción para evitar asumirse y mirarse a sí mismo/a. 

Por estos motivos, considero que lo mejor en estos casos es cortar por lo sano y asumir la pregunta con total responsabilidad: si pregunto yo, la pregunta habla de mí, me dé cuenta o no. Una cosa es hablar o dar a conocer herramientas terapéuticas a otras personas que estén en búsqueda de instancias como la terapia, y otra diferente es proyectar mi propio conflicto en dichas personas e intentar ponerme en su lugar. Lo primero quizás pueda abrir puertas en algún momento, (por qué no?) lo segundo no ayuda a nadie. No hay nada malo en preguntar, la situación se aliena cuando no atinamos a ver desde dónde lo hacemos.

miércoles, 5 de junio de 2019

La juventud de hoy


La juventud de hoy mira a sus padres y sus mayores, los ve arrastrándose por la vida, sin brillo en sus ojos ni pasión en lo que hacen y dice “yo no quiero ser como ellos”. 

La juventud de hoy no ve sentido alguno en ser leal a estructuras de vida que han servido para renunciar a lo que da sentido, alegría y ganas de vivir. 

La juventud de hoy no cree que haya una única manera de vivir la vida. Una única manera de hacerse adulto y vivir la adultez. 

La juventud de hoy se da cuenta del completo y absoluto sinsentido del sistema educativo, que sigue anclado en el reduccionismo y la estrecha visión de la inteligencia que se tenía en el pasado, destinado a formar trabajadores eficientes y no seres humanos que conocen sus talentos y ponen su vocación al servicio de otros. 

La juventud de hoy no estudia ni trabaja cuando no sabe qué hacer. Cuando tiene claro que no quiere vivir la vida insípida de sus padres, pero aún no ha descubierto qué diablos es lo que quiere hacer con la suya. 

La juventud de hoy cae en la confusión cuando quiere intentar un camino diferente y ninguno de sus padres puede servirle de referente, ya que ninguno tuvo el coraje de siquiera intentarlo. 

La juventud de hoy intenta borrarse de ese dilema y busca falsas salidas en las drogas, el alcohol, los videojuegos, la conexión superficial de las redes sociales y lo que aparezca. 

La juventud de hoy se rebela contra lo que no nos ha servido pero aún no encuentra lo que sí le sirve. 

“Y en estos tiempos, Cómo podemos guiarlos?” nos decimos. Y yo me pregunto: 

Cómo puede un padre o una madre infeliz guiar hijos que buscan lo que él no se anima a buscar? 

Cómo puede educar un profesor infeliz y fastidiado de la vida si la base de la pedagogía es el amor y el gusto por enseñar? 

Cómo puede ayudarles a descubrir su creatividad quien nunca se tomó el tiempo de confiar en la suya? 

Cómo puede mostrar caminos diferentes quien siempre hizo lo mismo que todo el mundo? 

En vez de criticarlos y ponerles límites desde el autoritarismo, qué pasaría si lo hacemos desde el propio ejemplo y asumimos nuestra parte en estas preguntas? Tal vez seríamos todos un poco más auténticos.