lunes, 25 de febrero de 2019

El contagio como supuesto incuestionado

El misterioso cerebro humano.
“Hay enfermedades que son contagiosas”

-No. Para enfermarte, es preciso que exista previamente una carga conflictiva para tu sistema de información que a nivel inconsciente se esté gestionando a través de tu hardware biológico. Esta carga conflictual puede haberse originado en tu vivencia diaria, en vivencias del pasado, de infancia, vida intrauterina, por afinidad con la información del árbol transgeneracional, o en vidas pasadas.

Por otro lado, hablar de enfermedades contagiosas supone que los microorganismos son patógenos de por sí. Esto es un equívoco de percepción adoptado por la medicina de academia al detectar que había presencia de microorganismos en ciertas fases de ciertas enfermedades. Pero de ahí no se sigue que dichos microorganismos sean los CAUSANTES de la enfermedad en sí. El Dr. Hamer se dio cuenta a la perfección de este detalle, mostrando que el microorganismo participa en una determinada fase de la enfermedad a petición del cerebro y en un acceso autorizado y consentido por el propio organismo. Luego de que cumple su función, es desechado o destruido.

Los virus, por otro lado, no tienen vida ya que no efectúan los procesos base de un ser viviente, por lo que todo intento de personificarlos (“es un virus agresivo”, “un virus me atacó”) no tiene sentido y únicamente proviene de la mente de donde salió (usualmente personas que viven en modo “ataque-defensa” o están muy pendientes de defenderse).

Lo que sí hay es “pegoteo” de inconscientes. Más bien, el inconsciente es uno, ya que en último término somos un solo ser focalizándose en infinitas perspectivas y focos individualizados de conciencia, (y esto no es moralismo New Age, sino observación) que somos cada uno de nosotros, por lo que si no hay una individuación suficiente, los inconscientes estarán muy pegados, y lo que por uno pasa, lo vive también el otro u otros. Esto explica en parte el por qué de la transmisión transgeneracional de información (que tiene su correlato biológico a nivel de ADN y sus modificaciones), en donde resonamos con los dramas o dones de nuestros ancestros en la familia.

El tan vapuleado ego seguramente aquí tiene un rol que jugar, ya que si no tenemos la suficiente individuación y diferenciación (“yo soy yo, tú eres tú”), entonces estaremos tan integrados al inconsciente que terminaremos viviendo la vida de otros, sea la de la familia, grupo de pertenencia, el inconsciente colectivo, partido político, hermandad religiosa, etc. Quizás el ego está allí simplemente para asistirnos en vivir la experiencia de individuación y diferenciarnos del inconsciente. De ser así tiene perfecto sentido decir que el ego está al servicio del alma. El problema vendría cuando la situación se invierte.

Por lo tanto, lo que hay es la posibilidad de vivencias compartidas (“mi madre sufre y yo sufro”, “vamos a morir en esta guerra”) a nivel de inconsciente colectivo. Véase por ejemplo cuando una clase de niños cambia de maestra y muchos se enferman de varicela. La inercia cultural hablará de “contagio”, pero lo que realmente está pasando es que hay una vivencia compartida a nivel de inconsciente (separación + cambio conflictivo de figura maternal, por ejemplo) en algunos miembros de ese grupo. Si no está dicha vivencia, no hay enfermedad. Por algo algunos se enferman y otros no. Sin un biopsicoshock de información conflictiva, no hay enfermedad, no importa si alrededor están todos enfermos.

Ahora bien, otra variante de lo mismo es la siguiente: muchos adultos le temen a la enfermedad y el inconsciente colectivo obra tal poder en ellos (“Es la temporada de las alergias”, “Anda un virus terrible”, “Viene el invierno, no nos vayamos a enfermar”… afirmaciones que muchos aceptan incuestionadamente) que ambas cosas configuran una mezcla que, de ser suficiente deja la puerta abierta a crear la realidad que esta información demanda. La ecuación que representa esta situación es:

Información + emoción = creación

Si hay suficiente de los ingredientes -emoción de miedo intenso y sostenido - y resonancia con la información que ronda el inconsciente colectivo (difundida por los medios de comunicación, por ejemplo, que gozan de validación en dicho inconsciente: “Si sale en la tv es verdad”) entonces la puerta está abierta para que la mezcla materialice y se manifieste. Por qué? Porque somos CREADORES y las leyes de la creación así lo permiten. Los medios –y quienes están detrás de ellos- proporcionan información porque hay quienes saben que esta incidirá en lo que finalmente manifestaremos como realidad, por lo que tratan de amoldarla a sus intereses, en un intento de transformarnos en perceptores pasivos de los contenidos que ellos cargan en la nube colectiva de información. Si lo logran, es por la sencilla razón de que estamos permitiendo tácitamente que otros creen la realidad por nosotros.

El “contagio” ha sido producto de la distorsión cognitiva que se produce en nosotros cuando el miedo entra en escena. Ya es tiempo de quitarnos la venda de los ojos y mirar en otras direcciones, sin dejar nunca de cuestionar lo que damos por cierto sin procesar ni digerir. Quizás lo que más nos aparta de la salud es justamente eso, el tomar las verdades de otros como certezas absolutas e incuestionadas.

jueves, 21 de febrero de 2019

Sobre la consulta de Carta astral

Una carta astral muestra el proyecto de vida del alma para su actual encarnación. Si esta terminología no va contigo o no te resuena, puedes considerar que simplemente muestra un proyecto de vida y sus potenciales maneras de recorrerlo.

El rol del astrólogo es simplemente hacer de lector de este proyecto, haciendo lo mejor que pueda para no interferir ni teñir la lectura con sus propias apreciaciones o pareceres.

Los criterios con los que ha sido elaborado dicho proyecto se encuentran en un nivel de realidad afín a lo que llamamos “alma”, por lo que pueden no coincidir con los criterios de nuestras personalidades y de lo que a veces creemos es lo mejor para nosotros. El alma no busca el conformismo a expensas de su expansividad y de su alegría, por lo que si hemos diseñado experiencias de vida basadas en el miedo a Ser quienes somos, es posible que se revele en la lectura todo tipo de informaciones que nos inviten a reconectar con lo que somos más allá de los miedos. De ti depende qué hacer o no hacer con ello.

La astrología es un lenguaje que se dirige a tu parte profunda y sabia con el simple objetivo de que recuerdes que ella está allí siempre, solícita y dispuesta a que la escuches.

La consulta se centra en los temas que tú propongas, por lo que la profundidad y exactitud de la información que en ella emerja dependerá también de tu apertura y disposición para conectar con tus partes profundas.

Finalmente, recordar que la consulta astrológica es una guía, que no sustituye sino que incentiva el contacto con tu propia parte sabia y luminosa, por lo que es tu responsabilidad tomar o no lo que resuene en tu corazón y tu alma. Mi rol como astrólogo en la consulta es simplemente el de guiar y facilitar este contacto. El maestro y creador de tu vida eres y serás tú.

Con cariño,
Mauricio

lunes, 11 de febrero de 2019

La Luna y nuestros automatismos emocionales

Mucho puede decirse de la Luna en astrología. Es un tema amplio que puede abordarse desde muchos ángulos, más aún si recordamos que un símbolo astrológico es multidimensional y no está restringido a un único plano de significado. En este artículo veremos únicamente uno u otro de ellos. En el curso anual y en los talleres profundizamos sobre estos aspectos. Puedes ver el programa 2019 del curso Aquí

Para empezar, en astrología la Luna está asociada a la protección, contención y seguridad que requiere una forma de vida para desarrollar de manera armónica sus procesos de crecimiento. Representa la necesaria contención y salvaguarda, a la vez que la nutrición física, emocional, psíquica y afectiva que necesita una forma de vida –como el ser humano, por ejemplo- para crecer y desarrollarse en un determinado momento. Digamos que, tal como la madre arropa al polluelo, la Luna tiende a aislar hasta cierto punto a esa forma de vida para proporcionarle un ámbito de seguridad tendiente a cerrarse sobre sí mismo (para protegerlo momentáneamente del exterior) y un entorno seguro donde pueda sentirse nutrida y crecer.

Si aplicamos esto a nosotros, seres humanos, comprenderemos por qué la Luna se asocia al ámbito maternal, protector, nutricio y afectivo; al ambiente que circunda al bebé cuando nace y que le proporciona –asumimos- todo aquello que luego su inconsciente irá asociando con la seguridad y estabilidad emocional y afectiva. De aquí que la Luna represente también la vivencia de la madre -o de quien haya hecho de madre- y de lo maternal en general. Es decir, cómo nos vivimos a nuestra madre (y no necesariamente como ES), ya sea si tenemos una imagen interna de ella como una persona controladora, traumatizada, afectuosa, cariñosa, distante, taciturna, independiente, errática, fuerte, dominante, confundida, etc.

Si has leído los artículos anteriores de este blog, ya sospecharás que esto no es casualidad ni aleatoriedad. Es decir, que tenemos a la madre precisa y perfecta que necesitábamos para nuestro proyecto de vida y la carta astral simplemente da cuenta de esto mediante un simbolismo astrológico (la Luna) y sus relaciones en un contexto. Más aún, nos muestra una VIVENCIA del arquetipo de lo materno, y no a la madre (o quien haya hecho de madre) en sí. Nos puede gustar o no, pero aquí de azares, nada.

Por ejemplo, si en mi carta tengo la Luna en Virgo, es muy habitual que lo materno se muestre en mi vida a través de una madre que hipervaloraba el orden, el detalle y la pulcritud, o incluso tuviese una postura obsesiva frente a estos temas, valorando que yo fuese ordenado y responsable antes que afectivo, efusivo o espontáneo. De esta forma el inconsciente graba el mensaje condicional “recibo afecto si es que soy pulcro y ordenado” y por lo tanto, cada vez que luego en mi vida intente salir de ese esquema (dejando los platos sin lavar, por ejemplo) sentiré que mi nutrición emocional y afectiva se pone en riesgo y que no hay garantías de que la reciba, ya que estaría rompiendo con la forma que tomó lo lunar en la grabación de mi inconsciente (Recordemos que Luna = seguridad emocional primaria).

Mecanismos de defensa :)
El problema es que luego crecemos, nos hacemos adultos y tendemos a conservar casi intactos estos patrones y grabaciones que tomó la forma de lo Lunar en la infancia. Y muchas de estas grabaciones pueden generarnos esquemas conflictivos o bloqueantes que luego se replicarán en nuestros principales vínculos si es que no los abordamos (La Luna está estrechamente relacionada con los vínculos, por lo que si no gestiono estos patrones lunares, lo que usualmente sucede es que se repiten).

Es muy útil mirar la Luna en una carta, pues nos puede dar muchas pistas de las grabaciones y asociaciones inconscientes que condicionan nuestro comportamiento emocional primario y que nos conviene tener a la vista, ya que si no las actualizamos cuando crecemos, pueden dificultarnos mucho el campo de la seguridad emocional interna y el de las relaciones, especialmente las más cercanas, como las de pareja o de tipo familiar.

Pensemos por ejemplo en una Luna en Cáncer, el signo de lo maternal por excelencia (ya que la Luna es el planeta -luminar- asociado a Cáncer). Para esta Luna la seguridad emocional y afectiva viene dada por el sentirse arropada, nutrida afectivamente y querida por un círculo de contención cerrado, formado por los que siente como “suyos”, sean estos familia, amigos, etc. por lo que tiende a establecer dichos círculos clánicos cerrados en los que hay un adentro y un afuera claramente establecidos. En el adentro usualmente está su familia (a la que muchas veces ponen por encima de todo, y es común que uno de sus anhelos sea permanecer junto a ellos toda la vida, como un gran clan) y las personas que les han demostrado ser de confianza. Habitualmente sienten una gran dependencia y apego emocionales hacia los miembros de este “clan”. En el afuera, por otro lado, suelen estar todos los demás, el resto del mundo. Esta es entonces una configuración bipolar, donde cada uno tiene un status específico en función de si se encuentra dentro o fuera del círculo.

El nudo que se forma con este tipo de patrón -por ejemplo- se ve claramente cuando es el momento de que algún integrante del grupo se largue a hacer su vida independiente. Esta Luna puede llegar a vivirse esto como una de las peores ofensas que puede recibir, ya que le hace tambalear su patrón de seguridad emocional primario. Pensemos por ejemplo en unos padres cuyos hijos se van de casa para hacer su vida adulta e independiente de ellos. Una Luna en Cáncer desactualizada (anclada en su patrón primario de clan) puede llegar a vivirse esto de muy mala manera, sintiendo que los hijos “la abandonan” o son “unos malagradecidos que ahora se van y me dejan solo/a”, para cerrar con una frase típica de la faceta manipuladora de la energía Canceriana: “…y después de todo lo que hice por ellos, así me pagan, dejándome”.

Qué está pasando realmente? Pues que el inconsciente, que es quien graba los patrones asociativos de seguridad y supervivencia físico-afectiva ha encendido las alarmas al ver que estos corren riesgo de tambalearse. El niño necesitaba de la presencia de los demás para sobrevivir, y fue este niño quien grabó ese mensaje. Pero el adulto ya no necesita de este esquema de supervivencia, y sin embargo, como no es consciente del patrón lunar, no puede actualizarlo y entonces lo ejecuta tal cual el niño. En esa reacción, los padres del ejemplo están desplegando un patrón inconsciente de infancia no abordado, tal como si se hubiese congelado en el tiempo. Quien habla es el niño, no el adulto. Es como si hoy tuviese una computadora moderna y siguiese corriendo “Windows 95”, cuando podría actualizarlo a la última versión.

En esta situación nos ayuda tener claro que la Luna en Cáncer a menudo vive la independencia afectiva como una ofensa, como una separación que la pone en entredicho. De esta manera, es más sencillo comprender y captar los comportamientos del otro, y de esa manera podemos gestionarlos mejor, ya que en el fondo nos hablan de una necesidad emocional (la Luna también está relacionada con nuestras necesidades emocionales primarias). Y si es ese padre o madre quien está en consulta, pues es una gran oportunidad para mirar, tomar conciencia y actualizar estos patrones, con el fin de que saquemos lo mejor de cada situación. No se trata de “renunciar” a la Luna porque “esté mal” (cosa que, de todos modos, no veo posible ni necesario) sino de actualizar los esquemas para que nos sean funcionales y adecuados a lo que queremos y necesitamos vivir. A estos patrones los llamamos “automatismos lunares”. Cada Luna tiene sus automatismos clásicos y sus maneras de vivirlos, por lo que conocerlos y reconocerlos puede sernos de gran ayuda a nosotros mismos y en nuestros vínculos, sean estos del tipo que sean.

A modo de pequeña aclaración astrológica, no basta con saber en qué signo tengo la Luna en mi carta, sino que hay que verlo en el contexto de toda esa carta. Aunque esté en un mismo signo, no es lo mismo tener la Luna en una casa o en otra, o junto a un eje, o en conjunción con otro planeta, o con tal o cual aspecto, etc. Y esto sin mencionar que la Luna es UN componente de la carta, en relación con TODO lo demás. Esto configura diferentes esquemas, por lo que no hay dos personas iguales. Por otro lado, cómo estamos viviendo las energías de lo lunar en nuestra vida del día a día, también variará caso a caso, si bien existen algunos en que se ve claramente cómo toma forma a la perfección la descripción astrológica elemental.

Te interesa la astrología y quieres profundizar en este y otros temas? Súmate al Curso anual de Astrología moderna 2019 que inicia en Marzo. Toda la información Aquí.

sábado, 2 de febrero de 2019

Las vidas pasadas y la carta astral

Se pueden ver las vidas pasadas en la carta astral? a veces he recibido esta pregunta y me surgen de inmediato otras: y para qué? acaso es necesario? Si bien algo nos dice que lo que importa realmente es la vida que tenemos en el presente aquí y ahora, en algunos casos sí puede ser relevante el tema de las vidas pasadas por algún motivo, y eso lo sabremos pues sentiremos una inquietud que se hace presente de alguna forma (incluso imprevista) y que va más allá de la simple curiosidad.

Basándome en la experiencia personal, creo que la pregunta que encabeza este texto puede responderse con un conocido dicho: si el río suena es porque piedras trae. Tal vez veamos o no las piedras pero algo del sonido nos llegará de ser necesario. Y si armar el puzzle de las vidas pasadas tiene algún sentido en tu vida, la carta astral puede ser una pieza de ese puzzle, aunque no creo que sea la única. Si bien en cada parte está el todo, el tema es si podemos verlo o no. 

Astrológicamente hablando, en una carta podemos encontrarnos con trazos de información que apuntan en este sentido. De partida, todo el proyecto de vida condensado en ella ya nos habla de qué venimos a experimentar ahora y en esto es bastante esperable que haya facetas que tengan que ver con informaciones y actos del pasado que el alma haya decidido revisar ahora. Sin embargo, para captar el posible sentido de esta información debemos mirar caso a caso, y hacerlo siempre junto a la persona, ya que no hay recetas o indicadores que se repitan de igual modo en todos los casos, aunque sí puedo comentar a modo muy general que planetas como Saturno (también estructuras del pasado) o Neptuno (también mimetismo de inconscientes) suelen aportar información de dinámicas provenientes de lo que conocemos como vidas pasadas. Sin embargo, esto debe leerse siempre en el contexto de toda la carta y de la vida de la persona, ya que no hay recetas predeterminadas ni válidas para todo el mundo. Es la carta como un todo lo que porta la información y no sus partes sueltas.

De forma general, leyendo cartas en consulta he visto una y otra vez que en la presente vida se unen de manera perfecta todos los contenidos inconscientes o conscientes que tengan relevancia en este momento: información y patrones de posibles vidas pasadas, desafíos de la existencia presente, proyecto sentido y lealtades familiares inconscientes** (ver pie de artículo).

 Esto no es una simple coincidencia, ya que el alma que planificó el proyecto (lo que leemos en una carta) sabía en lo que se metía y que el ambiente y la familia en que encarna le proporcionaría el sustrato de información y experiencias propicias que requiere para echar a andar su proyecto con todos sus “desafíos” a transitar. A la vez, nacer en ese entorno le viene como anillo al dedo a sus patrones de información similar de vidas pasadas y que en la actual desea revisar.

Para aproximarnos un poco a los patrones y dinámicas que podemos haber experimentado en vidas anteriores, podemos considerar un ejemplo ilustrativo como el que sigue:

Si en mi agenda de alma deseo experimentar con el tema “poder” (Plutón, diríamos en clave astrológica) en una hilera de vidas, pues puedo tener varias posibilidades: puedo nacer en familias de reyes o aristócratas por ejemplo, en una época donde ellos ostenten el poder absoluto sobre otros gobernándolos (ya que ellos, a su vez, se dejan gobernar), y vivir una vida donde hago lo que quiero con la vida de otros, ya que tengo poder sobre ellos. Por ejemplo, si soy un rey y no me gusta la comida del día, puedo mandar cortarle la cabeza al cocinero, ya que puedo (tengo el poder sobre su vida). Si considero que otro reino se vería mejor en mis manos, así sea por capricho, pues puedo conquistarlo en una guerra y matar a todo quien se oponga. Es decir, en esa vida experimento con el poder (el “poder sobre otros” en este caso).

Con el tiempo y la asistencia de guías espirituales, podré darme cuenta de que lo que llamé poder en esa vida tiene consecuencias que repercuten en otros seres y en el entorno, ya que ahora veo que no estoy aislado de ellos. Tal vez me dé cuenta de que mandar matar al cocinero resultaba innecesario, y de que el poder no tiene por qué implicar la aniquilación de las vidas de otros seres, puesto que también hay otras formas de experimentarlo. Más aún, tal vez me dé cuenta de que en realidad usé el poder para dominar y aplastar a otros debido a que los veía como una amenaza y en el fondo les tenía miedo.

En una siguiente vida, por ejemplo, puedo querer experimentar otra faceta del poder -la opuesta a la del rey, digamos- y nacer en un entorno de esclavitud o sumisión, donde me quede claro que el mensaje que mi familia de siervos al servicio de la nobleza da por cierto es que no tenemos derecho a gobernar nuestra vida personal y tenemos que someternos a otros, que deciden lo que es mejor para nosotros, y en compensación (puesto que se ocupan de los asuntos del reino donde vivimos) dedicamos nuestro tiempo a servirlos. Luego de un tiempo tal vez esto ya no me va a sentar nada bien y decida dedicar mi vida a rebelarme contra el esquema establecido, usando para ello diversos medios. Quizás en esa vida mi caudillismo marque un precedente para otros que tengan sensaciones parecidas y muchos se unan en un gran movimiento que finalmente lleve a cuestionar la idea de que los reyes son los únicos que ostentan el poder en los asuntos de la vida mundana. 

Patrones en espiral.
Hay una experiencia mejor que otra? La del rey es mejor que la del esclavo? La del esclavo es mejor que la del rey? Que cada uno diga. Son diferentes facetas de experimentar un mismo tema: el del poder. Si nos fijamos bien, son perfectamente complementarias ya que un rey no puede erigirse como tal y gobernar sobre otros si estos otros no están de acuerdo –tácita o explícitamente- en que es necesario que alguien los gobierne. Gobernante y gobernados son complementarios en una misma experiencia. Sin unos no existen los otros. Sin embargo, hay almas que desean ser pioneras y deciden tomar roles que llevan a todo el colectivo a cambiar el juego. Por ejemplo, alguien que ya no desee ni reyes ni súbditos en su vida, y la dedique a construir y encarnar otra realidad basada en el poder como expresión de la autoridad y soberanía sobre sí mismo/a (y ya no contra otros o sobre otros) sin duda sería un revolucionario en su tiempo, ya que cambiaría el esquema completamente y el juego de vida se transformaría.  Estas transformaciones suceden a menudo en la historia de la humanidad que conocemos. Sin ir más lejos, ya la esclavitud como la conocíamos en los siglos precedentes es hoy intolerable para la inmensa mayoría del planeta. Es decir, el juego cambió porque algunos comenzaron a tener perspectivas distintas. Astrológicamente, podemos asociar estos grandes movimientos a momentos clave de los ciclos de los planetas transpersonales (Urano, Neptuno y Plutón), que se implican también en los cambios colectivos.

Si bien este es un ejemplo ilustrativo, los patrones que más vemos son de repetición. Es decir, vivencias similares en diferentes contextos, épocas y ambientes. Historias similares con diferentes escenarios. Si alguien tiene como tema esencial de esta vida el poder, seguro que habrá otras donde ya lo venía elaborando y enfrentando desafíos o dificultades parecidas a las de esta vida. 

Así como a nivel colectivo el juego puede cambiar, a nivel individual también ocurre lo mismo. Que llevemos muchas vidas seguidas implicados en el mismo patrón con otras personas no significa que no podamos cambiarlo cuando lo decidamos. Con uno que lo decida el juego ya cambia, puesto que si yo cambio, el otro ya no pude seguir de la misma forma conmigo, y si desea seguir haciéndolo, tendría que buscarse a otro.

Ahora bien, por qué digo todo esto? Porque usualmente he visto que los patrones más arraigados que tenemos (usualmente los de más peso en nuestras vidas y los que podemos tardar más en ver claramente) corresponden a esquemas que vienen dándose de varias vidas atrás y que encastran perfectamente con las lealtades familiares inconscientes y proyectos sentido que observaremos en nosotros en esta nuestra vida actual. Esto no es un error, sino es otra oportunidad más que nos damos para revisar ese esquema y modificarlo en lo que deseemos si así lo decidimos. Incluso podemos tirarlo completamente, poniendo algo nuevo en su lugar.

En conclusión, algo que me ha ido mostrando la astrología en mi vida personal y en la de otras personas y consultantes es lo que acabo de mencionar: que vidas pasadas, proyecto sentido y lealtades familiares inconscientes entroncan perfectamente y se coordinan de maravillas a modo de material con el que el alma decide trabajar en una vida, incluyendo también lo que trae desde las anteriores y que ahora desea volver a revisar. Esto último podemos saberlo o no. En muchos casos es irrelevante. En algunos casos, creo que no. Pero en todos necesitamos concentrarnos en lo que tenemos ahora en frente. Que el tema de las vidas pasadas no sirva como excusa para olvidarnos de eso. De hecho, si aparece en nuestra vida es justamente para lo contrario, para recordar el sentido de ésta, y eso ya es bastante.

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**Términos incluidos en el artículo y sus definiciones:

Las lealtades familiares inconscientes y el proyecto sentido serán tema de otro artículo. En el Curso Anual de astrología las revisaremos en detalle. Puedes ver el programa y toda la información del curso aquí: Curso anual Astrología Moderna 2019

Por ahora, una breve definición funcional:

-Lealtad familiar inconsciente: Patrón que  asumimos de manera no consciente, que porta información que le pertenece a uno o varios ancestros de la familia y de los conflictos que vivieron. 

Ejemplo: 
Los ancestros hombres de mi familia (padre, abuelo, bisabuelo, tíos…) tuvieron una fortuna y se arruinaron. Y yo, sin darme cuenta, cada vez que tengo dinero lo pierdo (repito textual su historia) de manera inexplicable, o simplemente no gano mucho dinero (así evito perderlo como ellos). Es decir, estoy en lealtad con el drama de esos ancestros –la ruina económica- y por lo tanto repito la experiencia viviendo como ellos. 

-Proyecto sentido: rol que en el psiquismo (usualmente inconsciente) de nuestros progenitores vinimos a cumplir y se superpone en nuestro campo energético desde el momento de la concepción o antes de él.

Ejemplos:
-La pareja está en crisis matrimonial y no se comprende entre sí, por lo que su psiquismo está tomado por esta preocupación. El hijo nacido en estas circunstancias puede tener el proyecto sentido “vengo a unir a mis padres”, sirviendo de puente entre ellos o haciendo de psicólogo de cada uno, que le cuenta sus problemas con el otro.
-A una madre le preocupa permanentemente quién la cuidará cuando anciana, aunque no se lo diga a nadie. En este clima tiene un hijo que carga con el proyecto sentido “soy el cuidador de mi madre”. Este hijo tendrá muchas dificultades para vivir su propia vida, ya que en su inconsciente debe estar disponible para su madre cuando ella lo necesite.