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Una de las mejores definiciones de este patrón. |
Cuando el personaje psíquico de la víctima se toma nuestra identidad, se convierte en uno de los más peligrosos y agresivos, que traba cualquier proceso de sanación o de trabajo personal. Este personaje se caracteriza por responsabilizar a otros de lo que vive o le ocurre, esperando de ellos una retribución o reparación de lo que cree "le deben". Como esto no ocurrirá nunca, esta especie de "larva psíquica" se asienta en su trono de desvalorización esperando que todos a su alrededor cambien de la forma que ella espera: ahí es cuando la careta de "humildad" se cae rápidamente y deja ver claramente la soberbia y la violencia que tiene en su sombra, y que es la que resiente de sus agresores, el complemento perfecto de este personaje, ya que le aportan lo que no reconoce en sí mismo.
Cuando este personaje se apoltrona en la psique, exigirá constante validación y alimentación, generando una suerte de "hoyo negro" para el cual ninguna validación será jamás suficiente porque obviamente lo que busca -reconocimiento, integración- no se lo pueden dar otros de fuera. Su modus operandi es muy predecible y se basa en buscar alimento psíquico de otros en forma de dicha validación constante (esta "larva psíquica" se alimenta de un drenaje constante de energía), y cuando esta no llega, pinchará y molestará sin parar hasta que encuentre ese alimento...o hasta que los otros le pongan límites firmes. Cuando esto ocurre es que se ha convertido en el amo de la psique y es cuando estamos viviéndonos desde la víctima porque así estamos decidiéndolo. No hay más vueltas que darle.
Ante esto, hay todo un mambo mental que este personaje ocupará como herramientas para perpetuarse, apelando a conceptos como "humildad" o "empatía" en su versión distorsionada y usándolos como arma arrojadiza ante el otro que no le da alimento psíquico mediante su validación: dirá que el otro es "arrogante", "poco empático" o "falto de humildad" sin percatarse de que esto mismo es lo que necesita incorporar desde su sombra para sanar:
-La "empatía" que le pide al otro es lo que le falta para consigo mismo: para escucharse, para mirarse y sintonizar con lo que requiere para salir de situaciones conflictivas o de agresión en las que se ve atrapado justamente por no oírse a sí mismo y reemplazar su guía por la de otros.
-La "humildad" es justamente lo que no tiene, ya que se alimenta de la queja y del reclamo acerca de cómo deberían ser/actuar los otros. Esto es muy fácil de observar, basta rascar un poquito a este personaje y comienzan a salir los "mandatos y deberes" que según sus creencias deberían atender los otros para con él.
-La "arrogancia" que ve en otros bien puede ser lo que le falta incorporar en alguna dosis, para oírse más a sí mismo/a y ser capaz de seguir sus propios deseos, impulsos y pareceres, revalorizándolos (detrás de la víctima hay siempre un conflicto de desvalorización o de impotencia). En otras palabras, el personaje de la víctima se vende a sí mismo la idea de que va de humilde, cuando en realidad mantiene en su sombra la arrogancia que cree ver en otros.
Por todo esto, el personaje psíquico de la víctima -fácilmente detectable en una lectura energética- es incompatible con cualquier proceso de valor terapéutico y la "empatía" de parte de un terapeuta jamás consistirá en alimentarlo, sino más bien en guiar a quien consulta hacia su desarticulación, proceso que suele entrañar resistencias (lo que este personaje no quiere es mirarse y asumir su responsabilidad en lo vivido) y que no puede hacerse sin la decisión y elección de dicho consultante. Al respecto hay que aclarar que todos podemos experimentar y vivir este personaje en distintos momentos de nuestras vidas, y todos vivimos cosas difíciles en algún momento, pero nada de eso nos hace una víctima. Pedir ayuda tampoco nos hace una. Lo que hace que una persona quiera vivirse desde este personaje es su elección de hacerlo, su elección de asentarse y de eternizarse allí y verlo todo desde esa perspectiva, motivo por el que no se puede sanar o hacer un trabajo personal sin la elección de hacerlo. Todo comienza con una elección, y esto es clave para no quedar enganchados en este personaje cuando lo vivimos. Uno puede estar muy complicado, viviendo situaciones difíciles o duras, sentirse débil, impotente o derrotado, pero si la elección de no hacer nido psíquico allí prevalece, la energía no hará centro en ese lugar.
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