![]() |
No son tiempos de intentar disfrazar o adornar lo que ya no va. |
Hay que comprender que una carta natal es como si fuese un código de potenciales, que tienen muchas formas de vehiculizarse o manifestarse en la vida cotidiana y en los pequeños y grandes ciclos de una vida como la humana. Podemos decir ilustrativamente que una carta natal muestra una “promesa” de realización -que en el fondo es la que muy inconscientemente nos prometimos a nosotros mismos explorar al encarnar en esta vida- y experimentación, unida a una garantía de que la vida nos dará los empujones para que nos encontremos cara a cara con todas las situaciones y dilemas que necesitamos para que tengamos que trabajar y madurar esas experiencias (por ejemplo, Saturno natal nos da muchas pistas al respecto, si bien siempre hay que leerlo en el contexto de toda la carta y toda la vida de cada persona). Somos seres que aquí exploramos y experimentamos como humano, no somos reductibles a una carta, si bien ella nos ayuda muchísimo a sincronizarnos con los movimientos evolutivos de la vida y su resonancia en la esfera individual y cotidiana de cada uno de nosotros. A mi juicio un grave error que se comete sostenidamente es ver la astrología como independiente y aislada de los seres vivos, de sus infinitas interacciones posibles, de su entorno cultural, de su grado (o falta) de madurez o lucidez profunda que su alma exprese o manifieste activamente, y de los objetivos y proyectos que desea experimentar en esta realidad (de aquí que la perspectiva determinista con que se abordaba la astrología en épocas pretéritas no tenga sentido hoy si incorporamos otros elementos a nuestro enfoque).
Hablando de 2021 y como aquí la cosa va de derrumbes y destrucción, (gracias Plutón por tu ayuda) pretender continuar con la WiFi interna apagada y bloqueada no será una buena opción, ya que hoy más que nunca esto genera caos interno, inercia autodestructiva y puede volverse cada vez más intolerable. Lo que se vuelve intolerable es una de las formas que tiene la vida de avisarnos que algo necesita atención, y suele ser la forma que resulta cuando hemos omitido todas las otras señales.
Además, podemos aprovechar este momento (2020-2021) para recordar qué falta que nos hace despojarnos de ilusiones y espejismos generados por las ideologías y creencias con las que vestimos y ahogamos nuestra alma. No es muy sabio intentar juntar los pedazos de la falsa comodidad que la vida nos destruye inapelablemente a martillazos. Por donde pasó Plutón y Saturno (Capricornio), lo que era estructuradamente disfuncional es arrasado para que veamos lo real que se escondía tras esa estructura y sobre sus cimientos. No se puede enfilar hacia la libertad (Acuario) bajo jaulas ideológicas disfrazadas de libertad. No se puede enfilar hacia lo diferente (también Acuario) arrastrando lo mismo de siempre recauchado bajo una nueva apariencia. Lo nuevo incluye apostar en lo nuevo y no intentar reciclar forzadamente lo viejo y agonizante.
En fin, está bueno entonces no olvidar que si la vida es como una obra de teatro, y si nuestra carta natal es algo así como un cierto “guión” y nosotros los actores, no basta sólo con tener el guión en la mano para que la obra se despliegue. El actor tiene que hacer su parte, y no sólo mirar ese guión del cual es co-creador. Del mismo modo que una obra promisoria puede quedar justamente en eso, en promesas, una carta no es causativa de nada (cómo podría serlo?), solo muestra, expone o despliega claves vitales, pero hay muchas formas potenciales de sincronizarse -o des-sincronizarse- con ellas, y para eso sí que podemos aprovechar este momento de solsticio de 2020 si así lo deseamos, como un recuerdo o hito dentro de este trabajo y de la decisión de sostenerlo en el tiempo.
Entonces mejor encender la WiFi interna, no te parece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario