martes, 22 de diciembre de 2020

Saturno y Júpiter entrando en Acuario - Seamos el cambio que queremos ver en los cielos

No son tiempos de intentar disfrazar o 
adornar lo que ya no va.

No, la humanidad no cambiará súbitamente su conciencia únicamente porque Júpiter y Saturno hayan entrado en Acuario (cosa que luego hará Plutón en unos años) y ambos hayan iniciado un ciclo de conjunciones en signos de aire, sino que más bien como humanidad tendremos el POTENCIAL, la OPORTUNIDAD de aprovechar, de sincronizarnos y sintonizarnos con los movimientos astrológicos que nos ayudan a comprender el proceso evolutivo que transitamos (movimientos que tienen su correspondencia en la psique profunda, el “cielo interno”) siempre y cuando tengamos un mínimo de conexión “WiFi” funcional con nuestro ser profundo para escuchar su voz y actuar en consecuencia. De otro modo, lo único que encontraremos será toda la resistencia y el roce acumulados por negar sistemática y sostenidamente nuestro proyecto de alma, y esa resistencia suele mostrarse en forma de sufrimiento, sinsentido, angustia, abulia, miedo permanente, cerrazón ante nuevas perspectivas, desagrado, etcétera. No es distinto a lo que siempre ha ocurrido. Tal vez una novedad venga dada por el hecho de que negarse repetida y sostenidamente a abrir esa mencionada conexión WiFi con nuestra “parte álmica” sea cada vez más y más costoso, gravoso y pesado de llevar, porque el sistema y las estructuras sociales a las que estábamos enchufados y que construimos en la total inconciencia de pensar que nos beneficiaban, esas estructuras con las que nos distraíamos de nuestros proyectos de vida, están en proceso de estridente derrumbe, lo que plantea preguntas obligadas: ante el inminente naufragio, decidirás aferrarte a lo que se hunde como náufrago pegado al mástil, negándote la posibilidad de nuevos aprendizajes y experiencias con sentido para ti? O es que colaborarás con el derrumbe, demoliendo o permitiendo que se desintegren en tu propia psique profunda todos los armazones que te impedían verte despojado de ilusiones y espejismos y te dificultaban sumarte y sincronizarte con los grandes potenciales del proceso evolutivo global que vivimos? Cabe mencionar que todos, sin excepción, respondemos esta pregunta consciente o inconscientemente, y nuestra impronta energética desde la cual hacemos lo que hacemos nos muestra con claridad qué opción estamos eligiendo.

Hay que comprender que una carta natal es como si fuese un código de potenciales, que tienen muchas formas de vehiculizarse o manifestarse en la vida cotidiana y en los pequeños y grandes ciclos de una vida como la humana. Podemos decir ilustrativamente que una carta natal muestra una “promesa” de realización -que en el fondo es la que muy inconscientemente nos prometimos a nosotros mismos explorar al encarnar en esta vida- y experimentación, unida a una garantía de que la vida nos dará los empujones para que nos encontremos cara a cara con todas las situaciones y dilemas que necesitamos para que tengamos que trabajar y madurar esas experiencias (por ejemplo, Saturno natal nos da muchas pistas al respecto, si bien siempre hay que leerlo en el contexto de toda la carta y toda la vida de cada persona). Somos seres que aquí exploramos y experimentamos como humano, no somos reductibles a una carta, si bien ella nos ayuda muchísimo a sincronizarnos con los movimientos evolutivos de la vida y su resonancia en la esfera individual y cotidiana de cada uno de nosotros. A mi juicio un grave error que se comete sostenidamente es ver la astrología como independiente y aislada de los seres vivos, de sus infinitas interacciones posibles, de su entorno cultural, de su grado (o falta) de madurez o lucidez profunda que su alma exprese o manifieste activamente, y de los objetivos y proyectos que desea experimentar en esta realidad (de aquí que la perspectiva determinista con que se abordaba la astrología en épocas pretéritas no tenga sentido hoy si incorporamos otros elementos a nuestro enfoque).

Por qué menciono esto? porque si queremos obtener el mayor provecho de lo que la astrología nos enseña, de nada nos sirve poner el poder fuera. La humanidad no será más sana, lúcida, libre y consciente porque Saturno y Júpiter entren en Acuario un 21 de diciembre, la humanidad podrá encarnar y manifestar esas cosas cuando comience a comprender que es tiempo de dejar de mirar espejismos e ilusiones a las cuales les cedimos nuestra responsabilidad individual y nuestro poder creativo para convencernos de que harán el trabajo por nosotros; lo haremos cuando comencemos a ver la verdad desnuda de lo que somos y de lo que hemos construido, tanto en lo individual como en lo colectivo;  cuando seamos capaz de pararnos cara a cara y verla sin espantarnos y sin salir corriendo a meter la cabeza en la tierra para no mirarla porque se nos ha vuelto insostenible o porque no se parece en nada a lo que creíamos o imaginábamos; cuando ya no nos parezca tan deseable la comodidad de las ilusiones y autoengaños. La situación especial de todo este 2020, con sus engaños, fraudes a todo nivel y manipulaciones que muestran la real cara que se ocultaba tras las bambalinas de las estructuras del sistema, nos ha dado una mano prácticamente a todo el mundo para que nos sea más fácil calibrar dónde estamos parados realmente cuando se rompen las ilusiones y las supuestas certezas, y aparece la incertidumbre. Y en eso 2021 sin duda nos seguirá ayudando.

Hablando de 2021 y como aquí la cosa va de derrumbes y destrucción, (gracias Plutón por tu ayuda) pretender continuar con la WiFi interna apagada y bloqueada no será una buena opción, ya que hoy más que nunca esto genera caos interno, inercia autodestructiva y puede volverse cada vez más intolerable. Lo que se vuelve intolerable es una de las formas que tiene la vida de avisarnos que algo necesita atención, y suele ser la forma que resulta cuando hemos omitido todas las otras señales. 

Además, podemos aprovechar este momento (2020-2021) para recordar qué falta que nos hace despojarnos de ilusiones y espejismos generados por las ideologías y creencias con las que vestimos y ahogamos nuestra alma. No es muy sabio intentar juntar los pedazos de la falsa comodidad que la vida nos destruye inapelablemente a martillazos. Por donde pasó Plutón y Saturno (Capricornio), lo que era estructuradamente disfuncional es arrasado para que veamos lo real que se escondía tras esa estructura y sobre sus cimientos. No se puede enfilar hacia la libertad (Acuario) bajo jaulas ideológicas disfrazadas de libertad. No se puede enfilar hacia lo diferente (también Acuario) arrastrando lo mismo de siempre recauchado bajo una nueva apariencia. Lo nuevo incluye apostar en lo nuevo y no intentar reciclar forzadamente lo viejo y agonizante.  

En fin, está bueno entonces no olvidar que si la vida es como una obra de teatro, y si nuestra carta natal es algo así como un cierto “guión” y nosotros los actores, no basta sólo con tener el guión en la mano para que la obra se despliegue. El actor tiene que hacer su parte, y no sólo mirar ese guión del cual es co-creador. Del mismo modo que una obra promisoria puede quedar justamente en eso, en promesas, una carta no es causativa de nada (cómo podría serlo?), solo muestra, expone o despliega claves vitales, pero hay muchas formas potenciales de sincronizarse -o des-sincronizarse- con ellas, y para eso sí que podemos aprovechar este momento de solsticio de 2020 si así lo deseamos, como un recuerdo o hito dentro de este trabajo y de la decisión de sostenerlo en el tiempo.

Entonces mejor encender la WiFi interna, no te parece?

No hay comentarios:

Publicar un comentario