miércoles, 20 de abril de 2022

No nos limitemos por la astrología


Uno de los principales presupuestos que los astrólogos a menudo damos por sentado (sobre todo  -aunque no exclusivamente- en la astrología tradicional desactualizada, tan proclive al dogma y al determinismo) es que "todo puede reducirse a ser explicado a través de factores astrológicos", lo cual me parece totalmente cuestionable y que incluso en mí nunca ha terminado de resonar ni de cuajar esta afirmación como verdadera. A día de hoy, me parece una creencia que puede constituir más bien una limitación o una no-verdad. Por eso, siempre les digo a mis alumnos que no se limiten a quedarse únicamente con la astrología y manejen también otras herramientas, ojalá asentadas en paradigmas actualizados para que así no se queden estancados en la mera astrología, ya que nuestras lecturas dependen sobre todo de dónde estemos situados cognitivamente. Lo ilustro con un ejemplo: si yo creo que los virus "atacan", quizás se los achacaré a Plutón (la "muerte en lo pequeño"), o si creo en el "contagio" o las "pandemias de moda" quizás miraré a Neptuno y andaré en plan "la evolución de la "pandemia"". Pero, si en lugar de lo anterior hemos ido a fondo en otros paradigmas de la biología y nos hemos dado cuenta de que hasta la fecha no hay fundamentos biológicos que sustenten la noción de contagio, y que todo lo que la microbiología (y con ella la virología) cree saber acerca de virus en realidad está en tela de juicio por su falta de lógica, de rigor y de fundamento biológico y científico, entonces nuestra visión y nuestras lecturas del hecho, serán muy diferentes. Aquí lo ilustro con este ejemplo, pero podría ser con cualquier otro.

El punto es que este hecho muestra que el quehacer astrológico no depende únicamente de un "corpus de conocimiento" transmisible a través del tiempo vía libros o enseñanzas, sino que -sobre todo- depende de nuestra perspectiva y grado de conocimiento, experiencia y conciencia que tengamos sobre los asuntos que estamos examinando, y por lo tanto, estos son tan o más importantes que el mero estudio astrológico especializado (por este motivo en la formación profesional que aquí se ofrece examinamos las bases de paradigmas recientes en salud y en el trabajo con el inconsciente, entre otros contenidos que revisamos). Esto genera en la práctica que haya una infinidad de perspectivas astrológicas sobre un mismo tema y no sólo por los distintos tipos de astrologías sino porque quienes las practicamos tenemos distintas perspectivas y experiencias. Y ante esto, no hay rigor científico en el que apoyarse como muleta, por lo que cada uno debemos navegar hacia lo que más resuene con las verdades que nos laten en lo profundo e ir poniéndolas a prueba con la evidencia que tengamos.

Por eso, nunca me canso de recomendar a alumnos o interesados en la astrología que no se limiten ni se encajonen en ella, porque hay una parte del conocimiento que es experiencial y que sólo cada uno de nosotros podrá destilar. Y tampoco me canso de decirles que observemos los sucesos y la evidencia, porque ahí está una base del conocimiento astrológico. Es ahí donde hay que mirar, por lo que nuestras hipótesis astrológicas deben ser contrastadas con esa evidencia, y hemos de tener la suficiente honestidad para reconocer cuando ellas no se corresponden de la manera que esperamos con dicha evidencia.