miércoles, 21 de octubre de 2020

2020-2021: Incertidumbre, intuición y percepción profunda

Estamos en pleno final de 2020 y alguien puede estarse aun preguntando “por qué todo se detiene y se derrumba? por qué el sistema (político, económico, sanitario, científico, religioso, etc.) se cae?” Y yo aquí respondo: porque cualquier modelo o respuesta que se intente desde un recauchaje de lo viejo, sin haber pasado por un derrumbe total, no es afín ni adecuado a los tiempos que evolutivamente corresponden ahora. La humanidad como colectivo no ha tenido sistemas justos no sólo porque haya problemas en esos sistemas, sino esencialmente porque ellos se han construido sobre y desde una energía base que no era afín con un escenario de ganancia colectiva, horizontal y retroalimentadora para todo el ecosistema de vida, incluyendo el colectivo humano. Y es esa energía la que necesita actualizarse. Los tiempos acuarianos llevan el potencial de la horizontalidad libre de pirámides jerárquicas artificialmente impuestas. Para que esta horizontalidad sea funcional, cada parte y cada persona debe hacer su parte, estar en el lugar donde le corresponde estar, ser lo que le corresponde ser, sacudiéndose programaciones o condicionamientos destinados a alejarla de su centro natural. Cada vez más personas están preguntándose cuál es este lugar, a la vez que se van dando cuenta que han vivido una vida alejados de él y sin tener la menor idea de cuál podría ser, lo que ha hecho que hoy se pregunten "quién soy?, "cuál es mi vocación", "qué puedo aportar/ser/hacer en estos momentos?". Por lo tanto, podemos aprovechar este tiempo para formularnos seriamente estas preguntas y responderlas de manera existencial y ya no sólo teórica o especulativa. De este modo el "stop" global tendrá un efecto alineado con el momento evolutivo, y también un provecho individual para cada uno de nosotros.

Por tanto, para aprovechar de mejor manera este momento nos conviene aceptar cuanto antes que nos movemos con la proa directo hacia un mundo de incertidumbres, donde la certeza viene dada justamente de saber navegar entre ellas, y ya no de aferrarse compulsivamente a patrones repetitivos y muchas veces insatisfactorios que sólo conservamos porque nos eran familiares. Esto puede generar mucha resistencia y lucha interna, porque la parte de la psique acostumbrada a la falsa comodidad de la costumbre que no está adecuadamente alineada con nuestras capas más profundas, se habituó a funcionar en piloto automático, y es cuando esas costumbres se modifican entonces esta parte puede vivirse los cambios como amenazas. Hay aquí entonces un trabajo personal que cada uno deberá guiar, preguntándose por ejemplo “quién soy ahora? Cómo puedo usar esta oportunidad única para sacar del sótano aquellas partes mías a las que tal vez nunca antes les di voz o importancia?”

En los nuevos tiempos la clave que nos guía es la intuición, el conectar directamente con nuestro sistema “GPS interno” que viene instalado de nacimiento, que sabe cuál es el próximo paso porque sabe sentir y percibir las señales que lo orientan. La intuición es también una poderosa forma de conocimiento, que los sistemas educativos y la cultura no enseñan a educar ni a utilizar. Es momento de salir del corsé racional, de la limitadísima cognición que la racionalopatía galopante en que hemos sido domesticados nos ha metido. Hay muchas más posibilidades y los signos de los tiempos se leen ya no en clave racionalópata sino sobre todo intuitiva y perceptiva. Hay que recordar cómo leer momentos, energías y movimientos para poder guiarnos. Aquí no hay falsas oposiciones: la mente racional es importante, pero cuando ha sido usada para limitar y encadenar la cognición entonces no nos termina favoreciendo y se convierte en un obstáculo que necesitamos recalibrar y equilibrar con lo que hemos dejado de lado.

En lo social, los nuevos sistemas sólo pueden ser construidos a partir de nuevas individualidades. Las redes acuarianas de alto nivel vibratorio no se forman a partir de masas amorfas o de rebaños de borregos, sino de individuos que tarde o temprano se han ido dando la molestia de reconocer y descubrir de manera experiencial qué es eso único e irrepetible que cada uno es y puede poner al servicio de sí mismo y del colectivo debido a que hacerlo implica honrar esa unicidad y disfrutarla. Si no te has animado a descubrirlo en ti, ahora es el momento!

Es tiempo de celebrar lo que nos hace diferentes, únicos, pues se necesitan concepciones diferentes, humanos diferentes, sistemas diferentes, una ciencia diferente, una economía diferente, una administración diferente, y no un lavado de cara de lo que había. Urano y Acuario implican un rompimiento, un vacío con lo anterior donde algo auténticamente fresco pueda hacer su aparición. Mientras tanto, todo lo que no tiene sentido ser refaccionado se derrumba y lo seguirá haciendo. En este momento estamos en el puente, en esa búsqueda. Aprovéchalo a tu favor!