jueves, 21 de mayo de 2020

El mapa no es el territorio

En una carta astral no hay recetas, determinismos ni destinos fijos. Es la manifestación potencial de un código, una impronta matemática-energética de un instante, que como una semilla se va desplegando a través de toda expresión de vida que vaya asociada a ese instante. Por este motivo, si nos mostrasen una carta astral aleatoria ni siquiera podríamos saber si corresponde a un hombre, a una mujer, o si se trata de un evento, de una boda o de un animal que fue dado a luz en ese momento. Mucho menos podemos determinar, etiquetar o encasillar a alguien por los contenidos de "su" carta astral. La carta nos muestra la "obra de teatro" que su ser profundo montó para esta vida y en ella encontramos los potenciales asociados al personaje que el alma se construyó para experimentar dicha obra, entre muchas otras cosas. Si la carta es como un "mapa", la persona es el real "territorio". Y ya sabemos -tal como nos dice la PNL (Programación Neurolingüística)- que el mapa no es el territorio. Hacemos astrología con personas, y no sólo con cartas.

Entonces, podemos aprovechar de decodificar el "código astrológico" presente en una carta para así comprender mejor por qué y para qué nuestra alma decidió encarnar en este tiempo, en este lugar, con la configuración energética que tiene (y por qué no otra), con los patrones o tendencias que tiene, en la familia en la que decidió nacer (y por qué no en otra), y un largo etcétera. Nada de esto es una casualidad ni una aleatoriedad, sino que tiene un sentido que sólo captamos si dedicamos tiempo, energía y atención a ver y escuchar tras las apariencias de los sucesos que se van desplegando en la "obra de teatro" de la vida. Si queremos entrar en el sentido profundo de los acontecimientos, tenemos que estar dispuestos a entrar en también en nuestras profundidades, ya que ahí están las respuestas que buscamos. La carta es simplemente un recuerdo de este mensaje.

Y para qué entrar allí? pues de partida porque en esa trama "bajo la superficie" todo va adquiriendo sentido. Y cuando alguien está parado en la convicción de que lo que hace no tiene sentido y esta sensación se va asentando, entonces es cuando se pierde el entusiasmo, la motivación y la alegría de vivir, la mente comienza a vagar a la deriva sin enfoque, la emoción baja su frecuencia vibratoria y todos estos ingredientes van creando en la persona una realidad insulsa e insípida en que va perdiendo contacto con la esencia de su proyecto. Podemos pensar en la astrología y en cualquier otra herramienta semejante como algo que adecuadamente manejado nos ayuda a no olvidar. Por el contrario, nos impulsa a recordar y a recordarnos, sobre todo cuando lo que vivimos se pone movido y desafiante.