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En ocasiones escucho personas que se interesan en la consulta astrológica porque desean saber “qué es lo que me deparan los astros”, como ellas lo dicen. Cuando oigo esto suelo responder: “Nada. No nos deparan nada”. Y es que quisiera aprovechar esta pregunta como instancia para dar un salto desde el paradigma sujeto-objeto como antigua base para aproximarnos a la astrología, hacia un lugar en que enfoquemos la vida como plataforma de experiencias y experimentación, de “procesos” y movimientos, de juegos de energías y de patrones que cambian y se revolucionan, de esquemas que se modifican, se rompen y se vuelven a armar (o no), de ciclos y potenciales, en los que todos participamos a la vez, con nuestras propias obras de teatro llamadas “vida”, de la que somos directores, guionistas y actores, a la vez que también inter-actuamos en las obras de otros. Creo que desde una perspectiva como esta las herramientas astrológicas empiezan a cobrar sentido.
Los astros no están allá afuera, lejos en algún lugar haciendo “algo” que luego “influye” en mí, que estoy acá lejos. Los astros y nosotros somos manifestaciones del universo viéndose y viviéndose a sí mismo. Usamos la astrología como portal de contacto para entrar en el cielo “interno” a partir de claves energéticas y simbólicas multidimensionales (signos, planetas, casas) representadas en los astros “externos” y plasmadas en la carta astral y otras herramientas afines.
Y es que la carta astral no es exclusiva o privativa de cada uno de nosotros. No hay tal cosa como “mi” carta, si bien funcionalmente lo consideramos así. La carta no nos pertenece, simplemente da cuenta de la configuración energética en la que se despliega el suceso que llamamos vida, a través del momento en que el alma “sella” su entrada al mundo 3D con la primera respiración del aire terrestre y posterior corte de cordón en su flamante cuerpo humano salido de la matriz y ahora independiente de ella: en este momento preciso comienza su proceso de individuación. El nacimiento de esa vida es un suceso dentro del escenario energético mostrado en el mapa natal, como pudiese ser cualquier otro dentro de esa configuración, y sin embargo, único e irrepetible. Cada uno de estos sucesos dará cuenta de los potenciales mostrados en la carta astral de forma diferente y única. Recordemos además que esta última es un documento que nos permite acceder a un despliegue de información. Describe esquemas de energías y fuerzas en movimiento, no es causativa de dichas fuerzas.
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Las herramientas astrológicas no colaboran con nuestra sensación de separatividad (“soy un yo separado e independiente de todo y todos”), sino que nos hacen responsables de no olvidarnos de la totalidad del escenario, ya que nos hablan de integración de todo un abanico de energías simbolizadas por los planetas, signos y sus arquetipos, lo que puede resultar un desafío en diversas ocasiones, ya que entre estas energías hay tensiones y diferencias. Y para hacerlo más interesante nuestra mente elemental no suele ayudar, ya que cuenta con mecanismos diseñados para fragmentar y dividir. Y aquí no sirve elegir un camino a la vez que descartamos otro (dualidad y polaridad), ya que en último término la astrología vista de este modo nos llama a integrarlos a ambos, por lejanos o disonantes que parezcan. De esta forma vamos transitando lo que indica la carta con visión de totalidad, y no de forma fragmentada.
La astrología nos desafía, ya que nos insta a mantener una individualidad a la vez que sostenemos la conexión multidimensional con un ámbito de cosas vasto, insondable, de múltiples formas, en el que el afuera y el adentro se muestran como facetas de la misma información; buscamos a los responsables fuera, pero luego nos enteramos que nos estaban ayudando con nuestro proyecto de vida, mostrándonos algo que aún no hemos mirado o integrado. Es decir, algo de lo que aún nos sentimos separados (“yo no soy eso”, “esto no tiene que ver conmigo”). Aquí es donde el astrólogo debe ser lo más claro posible en enmarcar las inquietudes del consultante en el amplio contexto de cosas, a la vez que mantiene en todo momento los pies bien puestos en la tierra, evitando teorías y especulaciones que no vienen al caso. Estamos para asistir al consultante con su proyecto de vida y no para abordarlo con materias teóricas sin sustento práctico.
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Dentro? Fuera? |
En definitiva, cuando alguien pregunta “qué me deparan los astros?” suelo contestar que “nada”, ya que sólo nos informan y nos colaboran, por así decir, a no olvidarnos de nuestro proyecto de vida, que depende esencialmente de cómo lo vayamos viviendo instante a instante, tanto cuando parezca haber movimientos suaves y tranquilos como también en aquellos puntos de inflexión donde la decisión que tomemos lo reconfigurará todo decidiendo así que potenciales serán los que finalmente elegiremos manifestar. Y eso depende de cada uno/a. La carta podrá ser el mapa, pero el timón lo guiamos nosotros.